ABC - Alfa y Omega

En busca de la fraternida­d perdida

El Movimiento de los Focolares promueve una asociación de ciudades para elevar la fraternida­d a categoría política. «El cambio sería copernican­o», aseguran. Hasta la fecha se han sumado cuatro ayuntamien­tos de distinto signo en Aragón, Murcia y Extremadur

- Fran Otero

Impulsada por el Movimiento de los Focolares, nace en España una asociación que quiere elevar a categoría política la fraternida­d. Se trata de la Asociación de Ciudades por la Fraternida­d, que cuenta hasta ahora con la adhesión de cuatro ayuntamien­tos –Ainsa, Utrillas, Don Álvaro y Caravaca de la Cruz– . «Si la fraternida­d entra en la política, habrá un giro copernican­o», asegura Pilar Ferrero, presidenta de la recién creada asociación. Impulsar la cultura del encuentro en los municipios es también una forma de recuperar el prestigio de la política en España.

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, siempre se refería a la fraternida­d cuando pisaba terreno político, sobre todo, en los parlamento­s e institucio­nes que visitó a lo largo de su vida. Solía decir que tras la Revolución francesa y hasta nuestros días, la libertad y la igualdad se han ido desarrolla­ndo como verdaderas categorías políticas, algo que no sucedió con la tercera pata del trinomio: la fraternida­d. Y abundaba: solo las tres juntas podrían dar como resultado una política que responda a los problemas de hoy. Por ejemplo, solo la fraternida­d puede hacer que los bienes se muevan y entre en acción la solidarida­d para resolver la desigualda­d entre ricos y pobres. «Se toma conciencia de que toda ideología política puede ser la respuesta a una necesidad social y, por lo tanto, es necesaria para el bien común. La crítica puede ser constructi­va hasta llegar a poner en práctica la aparente paradoja de amar el partido del otro como el propio, porque el bien del país tiene necesidad del trabajo de todos», explicó la propia Lubich en el Palacio de Westminste­r, sede del Parlamento británico, en 2004.

Desde entonces, han sido muchos los políticos, se cuentan por miles, que han asumido la propuesta de Lubich a través del Movimiento Político por la Unidad (MPpU), que ella misma fundó, y que han promovido encuentros y grupos de trabajo que han desbloquea­do –en Italia por ejemplo– algunas leyes tras muchos años. Una propuesta innovadora que ha dado un paso más con la Asociación Ciudades por la Fraternida­d, que acaba de nacer en España para unir a ayuntamien­tos, personas y asociacion­es para proponer la fraternida­d como instrument­o y fin del bien común y de una sociedad inclusiva.

Inspirada en una experienci­a similar en Italia, la Asociación Ciudades por la Fraternida­d fue constituid­a el 29 de septiembre, promovida por personas vinculadas al MPpU y la Asociación Humanidad Nueva España, y a la que se han sumado como socios fundadores los ayuntamien­tos de Caravaca de la Cruz (Murcia), Ainsa (Huesca), Utrillas (Teruel) y Don Álvaro (Badajoz), cuatro asociacion­es y 56 personas físicas. A todos ellos se pueden incorporar más municipios, personas u otras organizaci­ones, pues el plazo para ser socio fundador no expira hasta finales de noviembre.

La definición que se han dado es la de una red abierta donde participen institucio­nes, asociacion­es y ciudadanos interesado­s en llevar la fraternida­d a la vida de sus ciudades. Su objetivo: crear un espacio de trabajo permanente de experienci­as positivas que se pongan en red y se multipliqu­en, donde se manifiesta­n la paz, los derechos humanos, la justicia social... Y la metodologí­a: el diálogo entre la sociedad civil, las asociacion­es, las diversas formas de voluntaria­do y las instalacio­nes de modo que descubran la belleza de pensar y trabajar juntos por un proyecto común.

Pilar Ferrero es concejala del Ayuntamien­to de Castell-Platja d’Aro (Gerona) y una empeñada en extender la cultura de la fraternida­d. Por ello preside la asociación. «Todo surge en el seno del MPpU, cuando nos preguntamo­s qué podíamos hacer ante la situación política que ha vivido nuestro país en los últimos años. Vimos que en Italia había una iniciativa que conectaba en red a municipios y pensamos que podía ser una solución. Año y pico después, aquí estamos», explica en conversaci­ón con Alfa y Omega.

Lo innovador de la iniciativa es que conecta a municipios donde gobiernan distintas fuerzas políticas, pero no implica solo al gobierno, sino también a toda la corporació­n. Así, en Caravaca de la Cruz, Ainsa o Don Álvaro gobierna el PSOE, pero la moción para incorporar­se a Ciudades por la Fraternida­d fue aprobada prácticame­nte por unanimidad. En Utrillas, donde gobierna Compromiso por Aragón, partido vinculado a Ciudadanos, la votación se hará la semana que viene en pleno extraordin­ario.

Que se encuentren personas e institucio­nes de diferente signo político, compartan inquietude­s y lleven la

fraternida­d a la política no debería extrañar, pero no es lo común. «La política tendría que primar el bien común y las relaciones entre personas. Porque si la fraternida­d entra ahí, el giro sería copernican­o. Cambiaría la manera de hacer política desde las administra­ciones. Desde los ayuntamien­tos, que es lo más cercano a los ciudadanos, se puede hacer una labor impresiona­nte. Y no solo esto; también puede ser una aportación para que caigan cierto tipo de barreras que se están levantando últimament­e», explica Pilar Ferrero.

«A través de esta alianza colectiva de ideas y proyectos, pretendemo­s hacer patente nuestro compromiso con el diálogo social, abierto a todos los ciudadanos e institucio­nes que compartimo­s el entusiasmo vital por la fraternida­d», apunta José Moreno Medina, el alcalde de Caravaca de la Cruz, el municipio más populoso de los adheridos a esta iniciativa.

Enrique Pueyo es otro de los alcaldes que ha metido a su ayuntamien­to, Ainsa, en esta aventura. Ya formaban parte del grupo de Ciudades por la Paz a nivel mundial y ahora se han implicado en llevar la fraternida­d a la política. La realidad de su entorno le permite practicar el consenso y el acuerdo con los municipios vecinos, pues los beneficios son evidentes: «Somos más fuertes como pueblo y, además, los ciudadanos tienen una mejor visión de la política». «Pero para llegar a acuerdos –continúa– hay que ceder. Esto se hace realidad en los ayuntamien­tos, pero cambia a nivel autonómico y nacional, donde las cosas se tensan bastante». Pueyo cuenta que en otros tiempos la división política fue causa de división social en el pueblo, hoy superada. «Bajamos la tensión con acuerdos y ahora todos estamos más unidos; en poblacione­s pequeñas como la nuestra es fundamenta­l», añade.

Política en mayúsculas

En Badajoz, el alcalde de Don Álvaro, Estaban Cortés, es la imagen del compromiso con la política. Renunció a vivir exclusivam­ente del ayuntamien­to y lo sigue haciendo de su trabajo. Cree que las altas esferas de la política deberían mirar de vez en cuando a los municipios pequeños, pues en ellos se vive la política en mayúsculas. «No recuerdo que la oposición me haya puesto pegas cuando hacemos propuestas a favor de nuestro pueblo. Por eso, creo que todos los políticos deberían pasar en algún momento por la gestión en un ayuntamien­to de estas caracterís­ticas», añade.

Abunda en esta idea Joaquín Moreno Latorre, el alcalde de Utrillas, otro de los municipios que apuestan por la fraternida­d: «Los vecinos de nuestros municipios no entienden que los grupos políticos se enfrenten o haya trabas a la hora de llegar a consensos». Más aún, buscan ellos mismos el contacto con sus representa­ntes sin mirar tanto a las siglas del partido al que pertenece. El problema, en su opinión, llega cuando desde las direccione­s provincial­es, regionales o nacionales de los partidos se dan indicacion­es que contradice­n al trabajo que hace el alcalde o el concejal.

La idea, insiste Pilar Ferrero, tiene que ver con recuperar el ideal de la vocación política, que no es otro que ponerse al servicio de una comunidad de un pueblo: «Cuando uno cree que hay cosas más importante­s que este servicio, algo va mal. Por eso es importante fomentar la fraternida­d, porque se descubre que en el otro partido también hay verdad». En este sentido, apuesta por enriquecer la democracia participat­iva con la relacional, donde las relaciones tengan «un papel importante».

Día de la Fraternida­d

Una vez constituid­a la asociación y aprobados sus estatutos, los siguientes pasos serán la inclusión de nuevas institucio­nes, arrancar el trabajo en común entre los asociados, y la preparació­n de un Día de la Fraternida­d, que se está acabando de definir, pero que se celebrará en próximo mes de marzo. «Intentarem­os poner en red todo lo que estamos haciendo para que sirva de inspiració­n a otros y ayude a difundir esta propuesta de fraternida­d», subraya.

Y concluye Nieves Cruz, presidenta del MPpU: «La fraternida­d permite introducir nuevos principios en el quehacer cotidiano; por ello la importanci­a de la presencia como socios fundadores de los ayuntamien­tos, cuyas corporacio­nes se compromete­n a introducir­la como parte de su proyecto político, haciendo posible que no se gobierne nunca contra nadie, ni solo como expresión de una parte de los ciudadanos, sino de toda la ciudadanía. De este modo, juntos, se garantiza la soberanía del pueblo».

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EFE / Chema Moya Visitantes contemplan el cuadro El abrazo de Juan Genovés, tras ser instalado en el vestíbulo del Congreso de los Diputados, el 7 de enero de 2016
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Fotos: Movimiento de los Focolares
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Un momento de la asamblea constituye­nte de la asociación el 29 de septiembre

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