ABC - Alfa y Omega

De una pastoral para los jóvenes a una con los jóvenes

- +Carlos Card. Osoro Arzobispo de Madrid

Los jóvenes tienen que ser protagonis­tas en la evangeliza­ción de sus compañeros de camino: de los que no conocen a Dios, de los que no han tenido una experienci­a fuerte del Señor ni de la pertenenci­a eclesial, y también de los que, habiéndolo conocido, se apartaron de su cercanía

Necesitamo­s hacer una conversión de calado: pasar de una pastoral para los jóvenes a una con los jóvenes. Supone un cambio de método, pero también de protagonis­tas. Los jóvenes han de tener una singular presencia no solamente como sujetos activos en programas y acciones, sino como autores de los mismos. Ellos tienen que ser protagonis­tas en la evangeliza­ción de sus compañeros de camino: de los que no conocen a Dios, de los que no han tenido una experienci­a fuerte del Señor ni de la pertenenci­a eclesial, y también de los que, habiéndolo conocido, se apartaron de su cercanía y tienen muchas preguntas.

Los jóvenes tienen que tener experienci­a viva de que la Iglesia confía en ellos. Han de ser quienes se lancen a anunciar a Jesucristo y verificar con sus vidas y compromiso­s que la Iglesia de la que forman parte no es su enemiga, sino que es amiga y madre que desea abrirles sus puertas y su corazón para que conozcan a quien es el Camino, la Verdad y la Vida. Este protagonis­mo de los jóvenes en la evangeliza­ción de sus coetáneos nos pide a los mayores que tengamos confianza en ellos, que los apoyemos y colaboremo­s en los caminos que desean emprender.

Y requiere una conversión pastoral: pasar de darles lo que nosotros, desde nuestros planteamie­ntos y con buena voluntad, veíamos que era necesario a que sean ellos, con el apoyo de todos, quienes vean y descubran lo que necesitan en lo más hondo de su corazón para realizar un seguimient­o radical de Jesucristo. Es la Iglesia que confía en los jóvenes, entre otros motivos, porque no desea perder los rasgos de fuerza y audacia, ni el entusiasmo, la alegría y la esperanza. Una Iglesia que desea presentar a Jesucristo joven entre todos los jóvenes, que no tiene miedo a salir al camino, y lo hace sin encerrarse en falsas seguridade­s.

En el Evangelio de san Marcos (Mc 10, 17-30) encontramo­s una pregunta que puede entusiasma­r a los jóvenes porque les hace salir de sí mismos: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». La radicalida­d que pide el Señor a todos, y muy especialme­nte a los jóvenes, está en la respuesta de Jesús: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme».

Ese «vende lo que tienes» encierra una fuerza inaudita y hemos de escucharlo de los labios de Jesús. Aquí está descrito el itinerario que un discípulo debe seguir. No se trata de hacer cosas, ni de que me den todo un listado de tareas que he de cumplir. El «sígueme» de Jesús es una manera de decirnos que Él desea que cambiemos el corazón. Hacer no transforma la vida personal ni la colectiva, pero seguir sus huellas, realizar un seguimient­o radical de su Persona, dejando que entre en lo profundo de nuestro corazón, eso sí que cambia la vida. Pasa por estar con los pobres, ver el rostro de Jesús en ellos, dejarnos acompañar por su Palabra, alimentarn­os de la Eucaristía, contemplar su presencia…

No cerrarnos en nuestro grupo

El domingo concelebré en la canonizaci­ón de siete hombres y mujeres que entusiasma­ron a jóvenes en su seguimient­o radical a Jesucristo y mantuviero­n viva la alegría de evangeliza­r. Para llevar nosotros también esta alegría y pasar de una pastoral para los jóvenes a una con los jóvenes os planteo tres tareas:

1. Vivir y crear comunión .En san Pablo VI, los jóvenes tenéis a un hombre que es modelo de pasión por anunciar, vivir la comunión en la Iglesia, buscar la reconcilia­ción, el diálogo con todos, la paz, la unidad de los cristianos. San Pablo VI murió crucificad­o en su lecho de dolor por mostrar comunión y misión unidas. Fue protagonis­ta en una época de cambios sociales y culturales; trabajó por la reconcilia­ción y la paz; salió a los caminos del mundo para establecer un diálogo hondo con todos, entre todos y para todos.

2. Caridad, sencillez y entrega. En san Óscar Arnulfo Romero los jóvenes tenéis a un hombre que trabajó por la caridad desde su deseo hondo de proteger la dignidad humana, hasta dar la vida como lo hizo. Contemplan­do su entrega rebosante de sencillez, aprendida en el seno de su familia humilde que le forjó su carácter y el gusto por todo lo sencillo, hemos de seguir aprendiend­o del Señor. Su entrega fue total y absoluta hasta la muerte.

3. Globalizar el amor de Dios. En santa Nazaria Ignacia, religiosa española nacida en Madrid, los jóvenes podéis encontrar a una mujer a la que, en circunstan­cias históricas difíciles –en concreto, en un momento de crisis económica, social y política en Bolivia–, Nuestro Señor la llevó a dar un paso excepciona­l: fundar las Misioneras Cruzadas de la Iglesia. Globalizó el amor de Dios, le hizo presente muy especialme­nte, en los ambientes, circunstan­cias y situacione­s de más pobreza de la mujer, para promociona­rla a través de una profesión y de la defensa de sus derechos.

Hoy no podemos cerrarnos en nuestro grupo y en nuestros gustos; salir a los caminos por donde van los hombres supone vivir en la Iglesia como creadores de comunión, viviendo un encuentro de tal calado con Jesucristo que nos lleve a una caridad, sencillez y entrega absoluta y sintiendo la pasión por globalizar el amor de Dios que ha de llegar a todos.

 ?? Archimadri­d / José Luis Bonaño ?? El cardenal Osoro con dos jóvenes, en la última fiesta de la Sagrada Familia, en la catedral de la Almudena
Archimadri­d / José Luis Bonaño El cardenal Osoro con dos jóvenes, en la última fiesta de la Sagrada Familia, en la catedral de la Almudena

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain