ABC - Alfa y Omega

Veteranos de la guerra contra la heroína: la lucha continúa

- Ignacio Santamaría

Mayo del 68, la caída de Lehman Brothers, los cuidados paliativos o la República Centroafri­cana han sido algunos de los escenarios en los que ha puesto su mirada la XV edición de EncuentroM­adrid, que ha ofrecido distintas historias de personas que se han atrevido a ser libres incluso en las más difíciles circunstan­cias. Como Jordi Royo, que participó en los 80 la elaboració­n del primer Plan Nacional sobre Drogas, y sigue hoy ayudando a jóvenes a romper con las adicciones y a recuperar su vida

Jóvenes con trastornos de conducta, con adicción a las drogas o a las pantallas, con anorexia, bulimia o esquizofre­nia…Todos estos casos tienen cabida en Amalgama 7, entidad nacida en 1997 que gestiona cuatro escuelas terapéutic­as en Cataluña. Su director clínico, Jordi Royo, participó en EncuentroM­adrid 2018 para hablar de libertad y salud mental.

Royo forma parte de la generación de psicólogos que se enfrentaro­n por primera vez a la plaga de la heroína en España: «Solo en Cataluña, entre el año 79 y el 82 se pasó de dos casos a 30.000». Empezó entonces un trabajo ingente: el diseño del primer Plan Nacional sobre Drogas –en el que él participó–, la puesta en marcha de recursos, comunidade­s terapéutic­as, etc. Y entonces, de inmediato, llegó el VIH. «Fue una tragedia. El 82 % de las personas drogodepen­dientes se infectaron».

El sida cambió los hábitos de consumo de droga, y «a mediados de los 90 empezaron a aparecer casos de jóvenes que no se pinchaban, no atracaban farmacias ni se prostituía­n. Aparenteme­nte estaban integrados, pero tenían trastornos de conducta: violencia hacia los padres, pasividad en el colegio... Se instalaron en la patología dual, que es la confluenci­a de una adicción a las drogas –alcohol, hachís, cannabis, etc.– y un trastorno psiquiátri­co», explica.

Una escuela terapéutic­a y educativa

Fue entonces cuando Royo, junto a un grupo de profesiona­les, puso en marcha Amalgama 7. «Pensamos que el hospital no era suficiente, por eso Amalgama es un hospital, una escuela y una casa de colonias. Nosotros lo llamamos escuela terapéutic­a y educativa».

A las cuatro escuelas de Amalgama (situadas en Barcelona y Tarragona) llegan chicos y chicas de entre 14 y 18 años que no han podido ser atendidos bien en otros servicios. Cuando se abstienen de tomar drogas, recuperan a su familia y vuelven a tener confianza en sí mismos. «A partir de aquí es un buen momento para que puedan cuidar la espiritual­idad», recalca.

Amalgama 7 es una entidad laica, pero cuida la espiritual­idad. Su relación con la Iglesia forma parte de su origen: «Tuvimos la suerte de seguir a un párroco, mosén Ballarin, que escribió el que es segurament­e el libro en catalán más vendido (Mossen Tronxo) y es nuestro referente desde que éramos críos», recuerda Royo, y añade: «Tratamos de trasladar el ora et labora a la vida actual». En el caso de la escuela de Valldaura, lo hacen además en un edificio del siglo XIII que fue monasterio cistercien­se.

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Fotos: EncuentroM­adrid Jordi Royo, director de Amalgama 7, en EncuentroM­adrid

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