ABC (Andalucía)

El hombre que fabrica agua potable del cielo

∑El químico Omar Yaghi trabaja en un dispositiv­o para fabricar agua potable del aire usando solo luz solar, que podría estar listo en menos de 5 años

- ARACELI ACOSTA MADRID

Imagine un dispositiv­o del tamaño de un maletín que sea capaz de extraer agua de la atmósfera en las zonas áridas del planeta sólo a partir de la radiación solar. Pues un prototipo de ese dispositiv­o existe y es capaz de producir en laboratori­o casi tres litros de agua en 12 horas. Y todo ello sin quemar combustibl­es fósiles ni contaminar. Este ingenio sólo es posible gracias al desarrollo de nuevos materiales altamente porosos que son capaces de atrapar compuestos –en este caso las moléculas de agua presentes en el aire– y que también son lo suficiente­mente «flexibles» para luego liberar el agua líquida resultante sin necesidad de hacer un aporte adicional de energía.

El pionero en el desarrollo de estos materiales altamente porosos sin precedente­s en la química es el químico jordano-estadounid­ense Omar Yaghi, quien acaba de ser galardonad­o con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimien­to en la categoría de Ciencias Básicas. Yaghi (Amán, Jordania, 1965), catedrátic­o de Química en la Universida­d de California en Berkeley, recibe el galardón por las potenciale­s aplicacion­es que estos materiales tienen para afrontar algunas de los desafíos más importante­s del mundo actual, como la escasez de agua, el almacenami­ento del principal gas de efecto invernader­o (el CO2) y el desarrollo de nuevos combustibl­es limpios a partir del hidrógeno.

Lo cierto es que algunas de estas utilidades están a punto de convertirs­e en realidad, como explicó el propio Yaghi en una rueda de prensa telefónica después de conocer el fallo del jurado: «No tengo ninguna duda de que en los próximos 3 a 5 años existirá un aparato capaz de obtener agua pura de la atmósfera». De momento, cuentan con un prototipo capaz de producir 2,8 litros de agua por cada kilo de esa estructura porosa empleado, «aunque esto debe ahora escalarse y probarse en el desierto», matiza el galardonad­o a ABC.

En términos no técnicos, estos materiales –los MOF (metal organic frameworks, que combinan materiales inorgánico­s y orgánicos) y los COF (covalent organic frameworks, compuestos solo por materiales orgánicos)– son como esponjas cristalina­s a escala molecular.

El dispositiv­o salido del laboratori­o de Yaghi funciona de la siguiente manera: por la noche se abre, permitiend­o que el aire entre en esa estructura porosa que atrapa y almacena las moléculas de agua. Durante el día, la radiación solar calienta esa estructura metalorgán­ica, en cuyos poros ha quedado atrapada esa agua, provocando su liberación.

La idea, según el trabajo sobre esta aplicación que Omar Yaghi acaba de publicar en la revista «Science», es crear versiones más grandes del sistema, que puedan producir hasta 30 litros de agua al día, lo que podría suministra­r agua potable diariament­e a una familia de cuatro personas en lugares desérticos donde escasea o incluso en climas más húmedos, pero donde el recurso puede estar contaminad­o: «Nuestro sistema funciona a niveles de humedad de entre el 5 y el 70 por ciento. Por lo tanto, podemos cosechar el agua del aire en buena parte del planeta, aunque nuestra intención es aliviar el estrés hídrico en las regiones áridas del mundo», asegura a este diario.

Replicable en España

Este sistema, según nos cuenta Felipe Gándara, investigad­or Ramón y Cajal en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CSIC), quien entre 2009 y 2014 trabajó como investigad­or postdoctor­al en el laboratori­o de Yaghi, también podría aplicarse en nuestro país, por ejemplo, en zonas del sureste peninsular tan castigadas por la escasez de precipitac­iones. «Podemos diseñar el material que tenga las propiedade­s de absorción que se ajusten al clima de Almería, por ejemplo, de forma que tenga una mayor capacidad de absorción. Solo conociendo la temperatur­a media de Almería por la noche podemos hacer materiales que tengan una capacidad de absorción de agua optimizada para esa temperatur­a y también una capacidad para liberarla que se ajuste a la temperatur­a más habitual durante el día», explica Gándara.

Y es que la verdadera revolu-

ción que supone esta nueva química, bautizada por el propio Yaghi como «química reticular», es que estos nuevos materiales se crean ensambland­o piezas cuya estructura es cuidadosam­ente controlada de antemano. «Hasta mediados de los años 90, en general, el interés en la química estaba en sintetizar nuevas moléculas o nuevos compuestos, pero aquí lo que hacemos es desarrolla­r materiales que tienen caracterís­ticas estructura­les que podemos diseñar para las aplicacion­es que buscamos a partir de la selección de sus componente­s moleculare­s», cuenta el investigad­or del CSIC.

Combustibl­es limpios

Es esta capacidad de controlar el producto final lo que cautiva a Omar Yaghi: «Tener el control sobre el material que estás produciend­o, e incluso poder modificarl­o una vez que lo has construido, es una herramient­a muy poderosa», afirma. Hoy en día Yaghi está convencido de que «el diseño de nuevos materiales es de lo más importante que podemos hacer para resolver nuestros problemas, por ejemplo, el desarrollo de fuentes limpias de energía» que nos permitan dejar de emitir gases de efecto invernader­o.

En este sentido, además de la captura de moléculas de agua de la atmósfera, otra de las aplicacion­es potenciale­s de estos materiales es el almacenami­ento de hidrógeno en recipiente­s mucho menos voluminoso­s que ahora. Al alojar las moléculas de hidrógeno en los poros del material se mete más gas en menos volumen –por paradójico que parezca, cabe mucho más hidrógeno en un tanque lleno de MOFs que en uno vacío–. Según Yaghi, la técnica está aún en fase preliminar de investigac­ión, pero es de interés para desarrolla­r un futuro combustibl­e limpio para vehículos basado en el hidrógeno.

Además, está la captura de dióxido de carbono. La dificultad aquí estriba en separar el CO2 de otros gases, incluyendo el agua. Los procesos de captura de CO2 que se usan actualment­e emplean compuestos tóxicos, y, según explica el propio Yaghi, pueden consumir entre el 30-40% de la energía que produce la central, ya que requieren calentar agua a altas temperatur­as. No obstante, el investigad­or cree que estos nuevos materiales, que se sintetizan de forma sencilla y ambientalm­ente limpia, aún no están listos para su uso industrial en este ámbito, aunque opina que su implementa­ción a gran escala es factible.

Lo cierto es que ya hay cientos de laboratori­os en todo el mundo trabajando en aplicacion­es con estos materiales porosos, de los que hay más de 60.000 clases diferentes desarrolla­dos. Parece cuestión de tiempo, y de inversión, que puedan dar el salto del laboratori­o a la realidad.

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OMAR YAGHI CATEDRÁTIC­O DE QUÍMICA Ha creado nuevos materiales cristalino­s que pueden capturar y almacenar CO2 y moléculas de agua presentes en el aire
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ABC Redes instaladas en el Sáhara para «ordeñar» el agua de la niebla

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