«La sensación es que la abandonas»
Jorge es el pequeño de cuatro hermanos. Vivió en casa de sus padres hasta que a los 34 años se casó, y entonces su madre se quedó sola. Ella estuvo varios años viviendo de casa en casa de hijos.
La decisión de llevarla a una residencia fue muy dura «porque nunca lo habíamos planteado así y porque siempre pensamos que estaría con alguno de nosotros. Yo tengo cinco hijos y la situación, incluso matrimonial, fue muy tensa debido a su carácter. Se planteó que descansara un verano en una residencia y que después volviera a casa de mi hermano».
Pasado ese tiempo, ella dijo que no, que allí tenía más libertad y no había luchas familiares... «Tienes la sensación de que toda tu vida te ha cuidado y que, ahora, cuando te necesita parece que la abandonas y huyes de esa responsabilidad. Cuando piensas con la cabeza fría te das cuenta de que no estás huyendo, sino que la residencia es lo mejor para ella y para ti, porque está más atendida y cómoda».
Jorge apunta que «todas las decisiones las tomamos los hermanos de forma conjunta, porque impera el sentido común, aunque no estemos de acuerdo en todo».
Explica que todavía tiene sentimiento de culpa. «Aún sueño con que me toque la lotería y llevarla a casa. Pero luego pienso que aquí está cuidada con una calidad humana brutal», concluye.