ABC (Andalucía)

Otra lesión frena a Nadal en Australia

∑ Un pinchazo en el muslo obliga al balear a decir adiós al torneo en cuartos de final

- E. V. ESCUDERO

El amable camino recorrido hacia cuartos de final había proporcion­ado a Nadal una pretempora­da de nivel después haber llegado a Australia sin un solo partido en sus piernas tras la lesión en la rodilla a finales de 2017. El balear había transitado por una senda llana en el primer Grand Slam del año, con duelos asequibles, sin apenas desgaste para su castigado físico. Quizá por eso, la figura de Cilic emergía enorme y generaba dudas razonables que debían servir a Nadal para probar su fortaleza mental y física. Un test que no pudo superar tras un partido durísimo que exigió un esfuerzo adicional que el cuerpo del español aún no estaba en condicione­s de afrontar.

La solidez que Nadal había exhibido hasta ayer en Melbourne mostró sus primeras fisuras. Grietas lógicas si tenemos en cuenta su falta de competició­n en este inicio de 2018. «Quizá si hubiera tenido la oportunida­d de trabajar duro, como el año pasado, esto no me hubiera sucedido, pero la rodilla obligaba a ir paso a paso», reconocía tras el choque el propio Nadal, que comenzó bien su duelo ante Cilic. Apoyado en un gran servicio, el español sacaba adelante sus juegos a la espera de que Cilic mostrara alguna debilidad. Algo que ocurrió en el octavo envite, tras cinco bolas de break desperdici­adas por Nadal, que no falló en la sexta.

No había por entonces síntomas de agotamient­o en la musculatur­a hercúlea del español, feliz por haber encarrilad­o su pase a semifinale­s. El éxito parcial de Nadal ejerció un efecto devastador para Cilic en el inicio del segundo set. Debilidad fugaz del croata, que se rehízo enseguida para equilibrar de nuevo la manga tras un break fugaz del español. Fue un traspié momentáneo del que el balcánico se levantó como un resorte. Lo vio todo perdido y se lanzó sin red. Derechas ganadoras que besaban la línea. Servicios ajustados. De repente, era el mejor Cilic posible. Versión mejorada que pilló por sorpresa a Nadal. Cuatro juegos consecutiv­os del croata le dieron el triunfo en la segunda manga y enjugaron la ventaja del español (3-6).

Algo había cambiado de repente en la cabeza de Cilic. Era un tenista nuevo, con golpes certeros que desesperab­an a Nadal. Sufría el español como nunca en el torneo, incapaz de hacer frente al servicio del croata y con muchas dificultad­es para sacar adelante el suyo. De repente, la derecha no corría igual que antes y el revés parecía inofensivo ante la confianza de su rival. Tiraba de paciencia Rafa. Sufría para sobrevivir ante las dificultad­es, agarrado a la pista para levantar tres bolas de rotura en el séptimo juego y para acabar llevándose el set en un tie break eléctrico.

Lejos de venirse arriba, el éxito le pasó factura a Nadal. La carga de minutos y el castigo al que le había sometido Cilic explotó en su muslo derecho mediada la cuarta manga. Con 4-1 en el marcador, el balear pidió la ayuda del fisioterap­euta de la ATP. Un pinchazo inoportuno en el músculo le impedía correr con normalidad. Otra vez las lesiones. Lo intentó Nadal, todo pundonor, pero verlo sobre la pista daba lástima. Se movía impotente, víctima de una dolencia física que le impidió luchar por el pase a semifinale­s. «Tenía la pierna bloqueada. Era imposible moverse así y sin moverme no iba a ganar», se justificó Nadal para tratar de explicar su retirada tras perder el segundo juego del último set. Un adiós precipitad­o que hoy, tras las pruebas que le realizarán en Australia, conocerá si prolongará durante mucho tiempo. Otra lesión frena a Nadal, que aún así se mostró optimista de cara al futuro.

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