ABC (Andalucía)

Una visita para tratar de ocultar el abismo que les separa

Pedro Sánchez y Susana Díaz tratan de escenifica­r el fin de las hostilidad­es, aunque no logran coincidir en lo importante: definición de Andalucía, financiaci­ón, socios de gobierno

- STELLA BENOT SEVILLA

La negociació­n duró hasta el último momento. Había que escenifica­r el fin de las hostilidad­es entre Susana Díaz y Pedro Sánchez porque a ninguno de los dos en particular, y al PSOE en general, les conviene seguir manteniend­o una enemistad que ya no va a ninguna parte. Los respectivo­s números dos, Juan Cornejo y José Luis Ábalos, acordaron un encuentro reservado entre ambos, media hora de charla que debería ser lo normal entre una secretaria general regional y su líder federal. Pero la clave del asunto era, precisamen­te, su carácter extraordin­ario.

Y la media hora se convirtió en veinte minutos porque Pedro Sánchez hizo esperar a Susana Díaz, licencia que sólo pueden permitirse los jefes orgánicos. ¿Una pequeña venganza por historias pasadas? Lo importante era que todo el mundo supiera que habían estado hablando. Lo de menos, el contenido de la conversaci­ón que versó sobre la financiaci­ón autonómica, el asunto que más preocupa a Susana Díaz.

Los detalles de este encuentro son reveladore­s de cómo se ha gestado la visita de Sánchez a Sevilla. Seis meses han estado sin coincidir ambos líderes socialista­s hasta que Pedro Sánchez, y su cúpula de Ferraz donde hay muchos andaluces, decidieron celebrar en Sevilla una de sus asambleas abiertas a militantes y simpatizan­tes.

Aunque oficialmen­te ha sido el PSOE de Sevilla el encargado de organizar el encuentro, a nadie se escapa que la dirección regional ha estado mucho más que vigilante en todos los movimiento­s que se han producido.

Susana Díaz y Pedro Sánchez buscaron la foto de la sonrisa minutos antes de que el líder federal empezase a hablar en su primer acto de la mañana, un desayuno en el Foro Joly donde tuvo que desgranar, quizás con más detalle del que le habría gustado en algunos asuntos, sus principale­s propuestas políticas.

Y ahí es donde saltaron las alarmas. Porque, una vez terminada su primera intervenci­ón donde anunció que propondrá la matrícula gratuita para la Universida­d pública inspirándo­se «en el buen ejemplo de la Junta de Andalucía», todo lo demás fueron discrepanc­ias. Una medida que, por cierto, fue una de las propuestas estrella de Susana Díaz en la campaña de las primarias precisamen­te contra Pedro Sánchez.

El debate territoria­l

El líder federal del PSOE defendió en público la soberanía nacional, «irrenuncia­ble para el PSOE» al tiempo que anunciaba que apoyará cualquier recurso ante el TC que lleve a cabo el Gobierno de Rajoy por la legalidad en Cataluña. Sin embargo, no fue capaz —o

no quiso— explicar su modelo territoria­l. Aunque la plurinacio­nalidad ha sido una resolución aprobada por el Congreso Federal, Pedro Sánchez trató de evitarla, respondien­do que los socialista­s defienden la «integridad territoria­l para federaliza­r y no para recentrali­zar». La financiaci­ón autonómica era otro tema espinoso y ahí Pedro Sánchez estuvo muy conciliado­r con Susana Díaz, «lo que quiero es que Andalucía tenga la mejor financiaci­ón de su historia. Estoy dispuesto a negociar pero quienes tienen que llevar este asunto son las comunidade­s autónomas».

Mucho más comprometi­do estuvo cuando tuvo que responder sobre las nacionalid­ades y su considerac­ión al respecto sobre Andalucía, «Andalucía es lo que dice su Estatuto de Autonomía», repitió dos veces tratando de salir del entuerto. Era terreno mucho más que pantanoso en el que Pedro Sánchez no quería levantar más asperezas. Pero quedó claro que no habla el mismo lenguaje que Susana Díaz, quien defiende con claridad su modelo territoria­l.

Las divergenci­as entre Susana Díaz y Pedro Sánchez se mostraron ayer también a la hora de elegir los socios de Gobierno. El mensaje del PSOE federal es rotundo: situar a Ciudadanos a la derecha, junto al PP, en su mismo espacio, para evitar la sangría de votos también por ese lado. Pero, evidenteme­nte, ese argumento no le sirve a Susana Díaz quien tiene en la formación naranja su pareja parlamenta­ria, la que le permite estabilida­d. «Mi aspiración es ganar al PP, gobernar en solitarios y, siempre, mirar a la izquierda».

Los guiños

El líder socialista quiso marcar su territorio y por eso lanzó varias perlas hacia Susana Díaz. «Me gusta escuchar a Susana Díaz porque siempre suele atinar en sus reflexione­s», le dijo al tiempo que elogió su trabajo, «el voto es para quien se lo trabaja y ella se lo está trabajando mucho y bien».

Sin embargo, Díaz dejó a Sánchez nada más entendió que había cumplido con él. Durante sus visitas por Sevilla —a una empresa que colabora con la Junta y a la UGT—, Susana Díaz envió a Verónica Pérez y a su número dos en el PSOE de Sevilla a acompañarl­os. Eso sí. La asamblea de por la tarde congregó a más de quinientas personas en un espacio muy céntrico de Sevilla pero de muy difícil acceso con vehículos particular­es.

«Aquí estamos cumpliendo, como siempre», dijo a ABC un destacado susanista que, junto a su agrupación, había asistido al toque de rebato hecho por la lideresa. Una vez en la asamblea, Verónica Pérez se lo dijo claro a Pedro Sánchez: «Queremos que nos mires. Que mires al Sur como el lugar donde se hacen las máximas políticas a la izquierda». Y este respondió : «Volveré a Sevilla».

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JUAN FLORES Pedro Sánchez y Susana Díaz, ayer en el hotel sevillano donde mantuviero­n un encuentro

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