BREXIT: LONDRES, EN LA ENCRUCIJADA
CONFORME se acerca la fecha del 30 de marzo del año que viene, las negociaciones sobre el Brexit se llenan de contenido y poco a poco se definen los contornos del error que los británicos cometieron. El mundo resulta cada vez más inestable y peligroso, y no es el momento de quedarse solos. La primera ministra británica, Theresa May, lo pudo comprobar ayer mismo, cuando recibió el apoyo unánime e inequívoco de todos los gobiernos europeos frente al desafío que ha supuesto la intervención criminal y clandestina de Rusia en su país. Lo que han elegido los británicos es precisamente dejar de participar en unas reuniones en las que se pone de manifiesto esta solidaridad. Y es significativo que en un momento como este, Gran Bretaña estuviera representada por un extremista partidario del Brexit como Boris Johnson, que ni siquiera en este contexto es capaz de entender el significado del error que representa.
Como este es el camino que, manipulados por sus políticos, los británicos elegieron, deberán seguir en esa dirección, a pesar de que las negociaciones siguen llevando hacia situaciones que sin duda no previeron, como son las repercusiones sobre la frontera interirlandesa. Los ciudadanos de uno y otro lado han conocido ya las ventajas de vivir en paz, ignorando que existe una separación política, y difícilmente entenderán que esa frontera se restablezca. Evidentemente, en este caso, la UE sigue insistiendo en que le corresponde al Reino Unido encontrar una solución para evitar que haya una frontera física y una aduana. La alternativa –una separación entre Irlanda del Norte, que seguiría vinculada a la UE, y el resto del Reino Unido– no les gusta en absoluto. Pero en este caso, los europeos estarán sin fisuras del lado de Irlanda, como no podría ser de otra manera.