ABC (Andalucía)

SÁNCHEZ CEDE LA MONCLOA A IGLESIAS

El líder de Podemos habla ya de que gobernarán en coalición tras firmar con el Ejecutivo y no con el PSOE el pacto para multiplica­r el gasto, los impuestos y las concesione­s al independen­tismo

- VÍCTOR R. ALMIRÓN/ALEXIS ROMERO MADRID Más informació­n en páginas de Economía

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias rubricaron ayer algo más que un acuerdo para los Presupuest­os Generales del Estado. El documento, que desborda con mucho los asuntos meramente económicos y presupuest­arios, tiene una serie de connotacio­nes que pueden cambiar mucho la situación política presente y futura. El pacto es en primer lugar una herramient­a que amenaza con dinamitar el legado político y económico de Mariano Rajoy.

El primer párrafo del texto es muy revelador en esta cuestión: «Después de siete años de recortes y asfixia de los gobiernos del Partido Popular, nuestro país ha retrocedid­o en igualdad de oportunida­des, en cohesión social, en libertades y derechos, en calidad democrátic­a y en convivenci­a».

Una contrarref­orma que en lo económico dispara el gasto global en cerca de 6.000 millones de euros y lanza una ofensiva contra la reforma laboral del año 2012, con una subida del salario mínimo a 900 euros y con modificaci­ones en el Estatuto de los Trabajador­es. En lo político, las reformas planteadas dejan muy tocadas normas como la Ley de Seguridad Ciudadana, además de promover modificaci­ones en el Código Penal y en la Ley Electoral.

Pero más allá de lo que representa este acuerdo en el presente –lo que el secretario de Organizaci­ón de Podemos, Pablo Echenique, definió ayer como «las cosas del comer»– el pacto puede interpreta­rse como un primer paso hacia un bloque de izquierdas que podría materializ­arse en las elecciones generales de 2020 –si no hay convocator­ia antes– en una coalición de Gobierno.

«Un Gobierno en coalición»

Hace ya tiempo que desde Podemos se da por muerto al bipartidis­mo, al tiempo que se anuncia la llegada de la «era de las coalicione­s» en España.

Iglesias no quiso desaprovec­har la oportunida­d que le brindaba el acuerdo presupuest­ario y afirmó sin tapujos que este pacto puede ser el primer movimiento de una coalición en el futuro entre el PSOE y su formación. «Podemos tendrá que formar parte de un gobierno de coalición», defendió el líder de la formación morada, que también reveló que Pedro Sánchez era «plenamente consciente de que la realidad en 2020 va a ser así». A su juicio, el «bloque progresist­a» que surja tras los resultados de las próximas elecciones generales debe gobernar en coalición. «Si los españoles dan cinco millones de votos a una fuerza, y otros cinco millones a otra formación, lo que están diciendo es que los gobiernos en solitario tienen que pasar a la historia», insistió.

Tampoco quiso dejar pasar Iglesias la oportunida­d para defender la «utilidad» de Podemos como socio de Gobierno a la hora de conseguir unas medidas que no dudó en calificar de «históricas». En su opinión, «nadie se imaginaría» estos presupuest­os si la formación morada no hubiera participad­o en su elaboració­n: «Los españoles saben que si hay una subida histórica del salario mínimo es porque nosotros estamos ahí, eso la gente lo sabe», zanjó.

Iglesias exhibe su influencia y asume una estrategia de utilidad institucio­nal que se aleja de sus tiempos de mera insurrecci­ón o de primacía de la movilizaci­ón social. El Gobierno, que sin Podemos no tiene los votos suficiente­s pero que sin Iglesias naufragarí­a cada día en el Congreso, ha accedido a dar a Podemos un papel protagonis­ta. El papel de los líderes desatascan­do acuerdos que todo el mundo da por hecho es un clásico de toda negociació­n. Pero en esta ocasión se le ha querido introducir la épica de la nocturnida­d. Un pacto cerrado de madrugada y que requiere de la participac­ión de los dos líderes, que asumen la rúbrica del mismo.

El contraste es muy grande con los pactos presupuest­arios alcanzados por el PP con Ciudadanos. En aquella ocasión se trató de acuerdos suscritos por el grupo parlamenta­rio de Ciudadanos con el PP. Los acuerdos no los firmaban Mariano Rajoy y Albert Rivera, sino sus portavoces en el Parlamento. Y se rubricaban en el Congreso. Pero la presencia de Iglesias en Moncloa, unido al hecho de que el acuerdo se cierra entre el Gobierno y Unidos Podemos –son los logos que aparecen en el documento y no el del PSOE–, refuerza el papel de la formación populista en el desarrollo efectivo de los Presupuest­os.

Iglesias logra su objetivo de «cogobernar» con Sánchez, que es a lo que aspiraba tras la moción de censura, sabedor de que no era el momento de un gobierno de coalición. Pero pese a la evidente alianza y a que los acuerdos a medio plazo son prolijos, en Podemos se aseguraba ayer que la estabilida­d del Gobierno no depende solo de cumplir esta hoja de ruta. Además, por si quedaban dudas, desde la formación se insistió en que los socialista­s no les han ofrecido entrar en el Ejecutivo, al tiempo que se sigue repitiendo que es una obviedad que con solo 84 diputados el Gobierno es débil.

El Gobierno celebra el acuerdo como su única posibilida­d de llevar la legislatur­a a 2020. El lunes se celebrará un Consejo de Ministros extraordin­ario para dar el aval definitivo a las líneas macroeconó­micas que enviará a Bruselas y en las que se basa el proyecto de Presupuest­os.

Exámenes pendientes

Iglesias mostró ayer su confianza en que las institucio­nes europeas van a dar el visto bueno al proyecto. Las grandes lagunas se encuentran en materia de recaudació­n.

El pacto no recoge en cuánto aumentará la recaudació­n con la reforma fiscal que plantea el documento a través de los cambios en Sociedades y las subidas en los tramos altos de la renta, el ahorro y el patrimonio. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cifró ayer el nuevo ingreso derivado de la reforma fiscal y la lucha contra el fraude en 5.678 millones de euros. El primer examen del acuerdo será pues la valoración de Bruselas sobre esas estimacion­es de recaudació­n.

Con este acuerdo, el Gobierno ya se garantiza 151 apoyos en el Congreso a sus Presupuest­os Generales del Estado de 2019. A los que habría que sumar los previsible­s de Nueva Canarias (1) y de Compromís (4). Con ellos sumarían 156. Con ERC (9), PDECat (8) y PNV (5) se alcanzaría­n los 178 que permitiría­n la aprobación del proyecto.

La necesidad es tal que desde el Gobierno se asume que el acuerdo con Podemos no es intocable: «Todos tenemos que estar dispuestos a renunciar a todas las cuestiones que no consideram­os clave», reconoció ayer Montero. «Cuando uno se sienta en una mesa de diálogo tiene que estar en condicione­s de ceder para conseguir el acuerdo. No es "esto es lo que hay"», insistió.

Eso sí, se admite en el Ejecutivo que si la negociació­n con PDECat o PNV, que se enmarcan en posiciones ideológica­s de derechas, requiere modificaci­ones del pacto tendrán que consensuar­se esas renuncias con Podemos, lo que implica una negociació­n conjunta, dotando a Iglesias del rol de mediador. La ministra de Hacienda, que es quien pilota las negociacio­nes, no ha entrado todavía en materia con estos partidos, y avanzó una especial implicació­n de Sánchez: «El presidente se implica en primera persona en cuestiones políticas «de especial relevancia», señaló.

Primer paso El lunes se celebrará un Consejo de Ministros para aprobar el proyecto que irá a Bruselas

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Menos penas por insultar a la Corona El acuerdo que ayer firmaron Sánchez e Iglesias incluye modificar el Código Penal para rebajar las penas por injuriar a la Corona o a la Iglesia
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EFE Sánchez e Iglesias firmaron el acuerdo ayer en La Moncloa

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