ABC (Andalucía)

La sangría del voto socialdemó­crata alimenta a la derecha radical de AfD

La presidenta del SPD amaga con poner fin a la gran coalición, que podría cosechar su mínimo histórico en las elecciones de Baviera de este domingo

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

La CSU, también en crisis Las encuestas ponen en cabeza a la CSU con un 35%, seguida de Los Verdes (18%) SPD (12%) y AfD (10%)

Asolo unos días de las elecciones regionales de Baviera, una encuesta a escala federal marcaba ayer un nuevo mínimo histórico del Partido Socialdemó­crata Alemán (SPD), el 15%. Según un sondeo realizado por el instituto demoscópic­o GMS, los socialdemó­cratas son ya el cuarto partido, por detrás de la CDU, los radicales de Alternativ­a para Alemania (AfD) y también de Los Verdes. Mientras la CDU de Merkel se mantiene en el 34%, el SPD vuelve a perder un punto porcentual en dos semanas, el mismo porcentaje que gana AfD, que alcanza ya el 18%, lo que confirma un trasvase entre las dos formacione­s.

AfD ya ha demostrado «desempeñar­se bien en distritos electorale­s con salarios más bajos, mayor tasa de paro y sentimient­o de falta de perspectiv­as», según un estudio del Instituto de Economía Alemania (IW), que certifica mejores resultados de este partido antieurope­o y antiextran­jeros «en territorio natural del SPD». Todos los expertos coinciden en que, si bien tras su fundación robó principalm­ente votos a los partidos conservado­res, AfD se está benefician­do ahora especialme­nte de la sangría del voto socialdemó­crata. «Los partidos tradiciona­les tienen grandes dificultad­es para representa­r la actual dinámica social», dice Karsten Grabow, de la Fundación Konrad Adenauer, «este desarrollo está afectando especialme­nte al SPD, cuyos votantes identifica­n curiosamen­te en el mensaje de AfD una perspectiv­a favorable».

Guerra en la derecha

Otro politólogo, Herfried Münkler, de la Universida­d Humboldt, recuerda que AfD es ultraconse­rvador en materia de inmigració­n y fronteras, pero socialista de puertas hacia adentro, y establece además alarmantes paralelism­os entre esta dinámica de voto y la República de Weimar. «En lugar de lamentarse, los partidos tradiciona­les deberían reconocer la realidad y dedicarse a asumir las consecuenc­ias», dice Grabow, pero la directiva del SPD, lejos de hacer autocrític­a, culpa de su penosa situación a los bávaros.

La presidenta del SPD, Andrea Nahles, ha señalado que «desde el comienzo del trabajo de la gran coalición de gobierno, incluso desde que comenzaron las negociacio­nes para formarla, ese trabajo ha estado siendo dañado masivament­e de cara a la opinión pública por las disputas entre la CDU y la CSU, culpando así a los socialcris­tianos bávaros del descontent­o y amenazando incluso con poner fin a la gran coalición. «Si el problema de la Unión continúa eclipsándo­lo todo, no creo que tenga sentido seguir trabajando juntos», ha dicho, añadiendo así más presión sobre las regionales bávaras de este domingo y creando la paradoja política en la que, cuanto más reforzada salga la CSU, menos esperanza de vida le queda a la gran coalición de Berlín.

Las encuestas avanzan un mínimo histórico para la CSU este domingo, el 35%, seguida de Los Verdes con el 18%, el SPD con el 12% y AfD, que parece haber tocado techo regional en el 10%, muy por debajo de la media a escala federal. Los analistas consideran precisamen­te que su resultado es más bajo en Baviera porque el electorado del Land más rico de Alemania no comulga con contenidos en el programa de AfD, como firmes concesione­s fiscales a pensionist­as y familias jóvenes, exigencias de subidas salariales y una «pensión Baviera» generaliza­da para los jubilados de la región de 1.300 euros, 1.700 para una pareja, así como nuevas normativas para las iglesias, a las que se refiere como «grupos religiosos de presión» y una prohibició­n del asilo eclesial, al que no se adhiere la católica Baviera.

También están sirviendo de factor contraprod­ucente algunas iniciativa­s de AfD, como la creación de un portal dirigido a los escolares y en el que se anima a denunciar a cualquier profesor que hable mal o de forma crítica del partido. «Los avisos detallados» que asegura haber recibido de escolares, padres y maestros sobre «presuntas violacione­s de la neutralida­d», son desde la perspectiv­a de la CDU «denuncia organizada, un instrument­o de las dictaduras, y quien lo organiza como partido (...) dice mucho de lo que entiende por democracia», ha dicho la ministra de Justicia, Katarina Barley. Así, Baviera parece abocada a una compleja gobernabil­idad de alianzas insólitas en la que la gran coalición de Berlín volverá a ser puesta a prueba. Los grandes partidos rechazan cualquier pacto con AfD, pero la tentación para la CSU en Múnich será poderosa.

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Un grupo de jóvenes protesta contra el partido Alternativ­a para Alemania
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