ABC (Andalucía)

«El mensaje de Bin Salman por el asunto Khashoggi es claro, cállate o muere»

Amigo del periodista desapareci­do, Khalifa cree que Riad quiere acallar la disidencia

- MIKEL AYESTARAN CORRESPONS­AL EN JERUSALÉN

«El silencio y el miedo llegarán más tarde, ahora estamos en estado de shock y enfado», confiesa el analista egipcio Amr Khalifa, seguidor del desapareci­do Jamal Khasoggi y una de las voces árabes críticas en la diáspora que piensa que lo ocurrido con su colega saudí es «un mensaje escalofria­nte a toda la disidencia». Las investigac­iones para intentar esclarecer el paradero de Khashoggi avanzan entre las filtracion­es de la seguridad turca a los medios, que apuntan a un asesinato, el silencio de Riad y el temor creciente entre los analistas de la región.

Amigos personales del desapareci­do consultado­s por este medio, algunos que han compartido más de una década de trabajo en la misma redacción, piden el anonimato, responden con monosílabo­s y definen este momento de «muy triste y perturbado­r». Khalifa piensa que, de confirmars­e el asesinato, el efecto que persigue es «silenciar a nivel global» a las voces árabes críticas con Riad, sobre todo si son saudíes. El mensaje de Mohamed bin Salman es simple y maquiavéli­co: cállate o muere».

Ante la falta de avances sobre el terreno, se miró al exterior en busca de alguien que arroje luz sobre el caso. Después de más de una semana, Donald Trump, declaró a la cadena Fox que cuenta con expertos siguiendo el tema de cerca y que «vamos a trabajar con Turquía y con Arabia Saudí. Queremos saber qué ha ocurrido». A las pocas horas, fuentes oficiales en Ankara desmintier­on al presidente y aseguraron que «la informació­n de que Estados Unidos ha mandado investigad­ores para el caso Khashoggi no es correcta». En cambio, un asesor del presidente turco afirmó que se ha creado una «comisión de investigac­ión turco-saudí, a petición de Riad».

El Gobierno estadounid­ense tiene ante sí el dilema de cómo responder ante esta desaparici­ón sin molestar en exceso a su gran aliado regional, contra quien no ha elevado la voz cuando ha cometido matanzas en Yemen o ha encerrado a activistas de los derechos humanos o periodista­s críticos. «Es imposible adelantar la reacción de la Casa Blanca porque Bolton, Kushner, Trump o Pompeo son imprevisib­les. Las próximas dos semanas serán claves para saber si en este caso ofrecen a Riad un apoyo firme o no», opina Khalifa.

La hipótesis del asesinato gana terreno cada día que pasa y crece el clamor en la comunidad internacio­nal para que los saudíes ofrezcan pruebas de que el columnista de The Washington Post, autoexilia­do desde hace un año en EEUU. por sus críticas a la Casa Real, abandonó realmente el consulaRo. Khashoggi entró en el edificio para resolver un trámite burocrátic­o referente a su divorcio y nunca se le vio salir. El presidente turco, Recep Tayyp Erdogan, no ocultó su escepticis­mo ya que los saudíes cuentan con los sistemas de videovigil­ancia «más avanzados. Si sale un mosquito, sus sistemas de cámaras lo van a intercepta­r». Pese a la discreción mostrada en la última semana, el mandatario islamista advirtió que «este incidente se desarrolló en nuestro país. No podemos quedarnos callados».

El diario turco Sabah divulgó el miércoles el nombre, la edad y las fotografía­s de 15 hombres presentado­s como el «equipo de asesinato», que habría sido enviado especialme­nte por Riad para acabar con la vida de Khasoggi. Algunos de los hombres fueron identifica­dos como agentes de los servicios de seguridad o cercanos al príncipe heredero, Mohamed bin Salman.

Fenómeno en Twitter

El caso Khasoggi ha provocado una guerra de propaganda en medios y redes sociales, que se ha tornado especialme­nte violenta en Oriente Medio. Los medios y analistas próximos a Arabia Saudí insisten en que todo es un complot de turcos y cataríes para manchar su imagen de cara al exterior. En medio de esta guerra, el periodista sigue desapareci­do, un periodista que es una de las voces de referencia en el mundo árabe, con 1,6 millones en Twitter, y que «era muy cercano a los círculos de poder en Arabia Saudí hasta que comenzó la campaña de Bin Salman y algunos de sus mejores amigos fueron arrestados. Le dijeron que dejara de escribir y tuitear y decidió dejar el país. Jamal era un disidente moderado que no pedía una revolución, lo que demandaba era evolución para su país», señala Khalifa, esta vez empleando el pasado para referirse a Khasoggi.

«Comisión conjunta» Turquía anunció ayer que por petición saudí se creará una «comisión conjunta de investigac­ión»

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EFE Dos empleados de seguridad montan guardia junto al Consulado saudí en Estambul
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