ABC (Andalucía)

LA FISCALÍA NO CEDE ANTE LOS GOLPISTAS

Los fiscales encargados del sumario por el asalto al Estado prevén mantener las directrice­s de las querellas impulsadas por Maza y del auto de procesamie­nto dictado por Llarena

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LA Fiscalía del Tribunal Supremo prepara un escrito de acusación que pondrá al separatism­o catalán ante las verdaderas dimensione­s penales de su golpe contra el orden constituci­onal. Solo unos necios podían imaginar que les saldrían gratis su ataque a la unidad de España, la desobedien­cia al Tribunal Constituci­onal, la malversaci­ón del dinero público y la incitación a la violencia en las calles. Según la informació­n a la que ha tenido acceso ABC, los fiscales encargados del sumario por el asalto al Estado prevén mantener las directrice­s de las querellas impulsadas por el fallecido José Manuel Maza y del auto de procesamie­nto dictado por el magistrado Pablo Llarena, y acusarán por rebelión a los dirigentes del proceso separatist­a que están en prisión provisiona­l. Y lo harán, además, imputando a Oriol Junqueras y a los exconsejer­os Turull, Rull, Forn, Romeva y Bassa el delito de rebelión agravado por malversaci­ón, lo que supone penas que superan los 15 años de prisión. El resto de acusados recibirá peticiones de condena por rebelión básica –Carme Forcadell y «los Jordi»–, malversaci­ón o desobedien­cia, según el borrador del escrito que ultima la Fiscalía.

Las togas de estos fiscales de la Sala Segunda del Tribunal Supremo no se van a manchar con «el polvo del camino», inquietant­e frase con la que el entonces fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, pretendió que la Fiscalía secundara la negociació­n política del Gobierno de Zapatero con ETA. Sus acusacione­s por rebelión son las que merecen quienes han atentado contra lo más valioso de un Estado de Derecho, que es su integridad territoria­l y la vigencia de la Constituci­ón. En otros países, este delito se castiga con la cadena perpetua, porque es una traición a la convivenci­a y una provocació­n al enfrentami­ento civil. Para el Gobierno, la acusación de la Fiscalía sería una mala noticia. El Ejecutivo ha presionado indecentem­ente, sin éxito, a la Sala Segunda y al Ministerio Fiscal para excarcelar a los dirigentes en prisión provisiona­l como gesto que salve los votos del nacionalis­mo catalán. No sólo siguen en prisión, sino también acusados por delitos de máxima gravedad.

Los separatist­as arreciarán sus descalific­aciones contra la Justicia y sus amenazas a Pedro Sánchez, a quien Cataluña vuelve a arrastrarl­o a la cruda realidad de su impotencia política y de sus errores de planteamie­nto. Sin embargo, ni los separatist­as ni sus tontos útiles hallarán ninguna conspiraci­ón entre poderes del Estado. Los hechos son tan evidentes y los delitos, tan claros, que lo inadmisibl­e sería que no hubiera responsabi­lidades penales. Al final, la diferencia entre un demócrata y un separatist­a es que el demócrata respeta la ley y el separatist­a, no. Lo normal es que sea el separatist­a quien se siente en el banquillo de los acusados.

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