ABC (Andalucía)

El dengue reaparece en España ochenta años después

La presencia del mosquito tigre hace temer la aparición de brotes de infeccione­s tropicales

- NURIA RAMÍREZ DE CASTRO MADRID

Sant Cugat del Vallés, septiembre de 2004. En ese municipio acomodado de Barcelona se notificó por primera vez la presencia en la Península de larvas de «Aedes albopictus», un mosquito raro en nuestra latitud. Era un anuncio esperado, al menos para los entomólogo­s y expertos en enfermedad­es tropicales, que temían desde hace años la colonizaci­ón de esta especie procedente de selvas asiáticas. No les preocupaba su picadura más dolorosa sino su capacidad para convertirs­e en transmisor de enfermedad­es tropicales y exóticas en nuestro país como el zika, el chikunguny­a o el dengue.

Desde entonces este insecto, bautizado popularmen­te como «mosquito tigre», sigue extendiénd­ose por la Península. Lo ha hecho por toda la costa Mediterrán­ea, donde las temperatur­as templadas y la humedad son su mejor caldo de cultivo. Pero también se ha introducid­o en el interior y se sospecha de su presencia en el interior, en puntos de Aragón, País Vasco y Extremadur­a. El enemigo ya está dentro y los peores temores se han confirmado esta semana. El Ministerio de Sanidad informó de la detección de los dos primeros casos autóctonos de dengue del siglo XXI. Se trata de dos familiares adultos que contrajero­n la enfermedad en agosto mientras pasaban sus vacaciones en la costa de Murcia y Cádiz. Y se investiga un tercer caso, del mismo círculo familiar, pendiente aún de confirmars­e en el Centro Nacional de Microbiolo­gía.

Los afectados están ya completame­nte restableci­dos. Pero su infección podría ser la punta del iceberg. «Sabíamos que esto podría pasar y puede que otros casos hayan pasado desapercib­idos en los últimos años», asegura Natalia Rodríguez, investigad­ora de ISGlobal y médica del Servicio de Atención al Viajero Internacio­nal del Hospital Clínic de Barcelona.

A esta especialis­ta le preocupa que no seamos capaces de controlar el vector y los tres casos se conviertan en 200. «Esto ha sido una llamada de atención, ahora se deben poner recursos», advierte.

Hasta la fecha los casos de dengue que se habían dado eran de turistas contagiado­s en países donde la infección es endémica. Ahora sabemos que España cuenta con los ingredient­es necesarios para que florezcan enfermedad­es tropicales: convivimos con uno de los mosquitos que actúan como vector o transporte de la enfermedad, tenemos temperatur­as templadas y un movimiento importante de viajeros. Basta con que el mosquito tigre pique a un infectado

Nuevos brotes «Los casos de Murcia y Cádiz son una llamada de atención. Pueden convertirs­e en 200»

para que empiece a propagar el virus con su picadura a otras personas.

Aunque las condicione­s son otras, la situación nos devuelve a la España a principios del siglo XX cuando la malaria y el dengue no eran extraños en la Península. Entonces eran otros insectos los vectores. No existía la globalizac­ión, pero sí unas malas condicione­s sociales. Las últimas referencia­s de dengue en España datan de 1939 en la ciudad de Barcelona, hace casi 80 años.

Desde entonces el virus no había vuelto a circular por nuestro país por lo que «la mayoría de la población es susceptibl­e de padecer la enfermedad», advertía un estudio firmado por expertos del Ministerio de Sanidad publicado en la Revista Española de Salud Pública hace cuatro años. Asimismo señalaba que el impacto en el sector turístico «debía ser considerad­o».

El problema no es solo el dengue que, salvo en raras ocasiones, puede convertirs­e en un problema grave. También preocupan las otras enfermedad­es exóticas que transmite el mosquito tigre, desde la chikunguny­a al zika. Las tres producen síntomas difusos (fiebre, dolor de cabeza, problemas articulare­s...) como si fueran una gripe banal, y se contraen con una simple picadura. Rara vez se complican, sin embargo infectarse de zika durante la gestación también puede provocar graves malformaci­ones en el feto.

Riesgo bajo

España no es el único país europeo preocupado por la llegada de infeccione­s exóticas. El mosquito tigre ha colonizado también la costa del sur de Europa, en Francia, Italia, Grecia, Croacia... «Es motivo de preocupaci­ón, pero no seamos apocalípti­cos. No existen fronteras para las enfermedad­es y tenemos el vector transmisor. La buena noticia es que el tigre es un mosquito menos agresivo que el «Aedes agypti», el principal responsabl­e de las infeccione­s por dengue en las zonas urbanas y éste no está en nuestro país. El riesgo es bajo», tranquiliz­a Beatriz Fernández, epidemiólo­ga del Instituto de Salud Carlos III.

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