ABC (Andalucía)

El ministro español que lleva «entourage» en lugar de séquito

∑ El titular de Exteriores llegó tarde al Foro de ABC porque venía del bronco Congreso

- ROSA BELMONTE MADRID

José Lladó, presidente de Técnicas Reunidas, con Luis Javier Navarro, consejero de Enagás, y Antonio Llardén, presidente de la gasista Ningún otro ministro del actual Gobierno fue al Foro de ABC a escuchar a Josep Borrell. Casi no viene él. Llegó tras los postres para comerse la merluza por haberse alargado el pleno en el Congreso y la sesión de control («la sesión más bronca de la que tengo recuerdo», y eso que no hubo escupitajo). La comida se hizo sin «moñeco». Es la primera vez que en el Casino se escucha un aplauso al ponente sólo por llegar. Sí había ministros de otras épocas, de la suya: Carlos Solchaga y Cristina Narbona, que para este acto cuenta más como mujer de Borrell que como exministra de desoladora­s desaladora­s o presidenta del PSOE. Cristina Narbona se está haciendo mayor como Patricia Highsmith. De esto Tolstoi no ha escrito nada. Habrá mujeres que envejezcan a su manera, pero hay muchas que acaban pareciéndo­se a Lauren Postigo. Muchas menos a Patricia Highsmith. Y esto supongo que es mucho mejor. Resulta curioso que en «Tira a mamá del tren», la película donde Danny de Vito saquea «Extraños en un tren», obra de Highsmith, la actriz Anne Ramsey sea clavadita a la escritora en su vejez. Volviendo a los ministros que no vinieron, había confirmado la ministra Montero, pero canceló un día antes. Y qué sincronía el matrimonio Borrell-Narbona. Salió ella al baño y en ese momento llegó el ministro de Exteriores y fue al baño antes de entrar en el salón. El momento romántico del día.

Llegó Borrell al Casino con un «entourage» que para qué. ¿Cuánta gente necesita un ministro para moverse desde el Congreso al Casino? Y digo lo de «entourage» y no séquito porque quizá es lo que habría dicho él. Oigan, que Marcos Peña, presidente del Consejo Económico y Social, junto al exministro de Economía Carlos Solchaga parecía Francis Matthews, el de «Follow me», el programa de televisión que enseñaba inglés. Hablaba en español y de pronto decía: «and so what?». O «las so call embajadas». O «a big mess para ellos». O «I’m sorry, yo no hice esa ley». Menos mal que también dijo «échale hilo a la cometa». Y si en lugar de cometa hubiera utilizado el término birlocha todavía habría sido más castizo. Y nombro a Francis Matthews por no nombrar a Carlos Latre cuando imitaba a Ricardito Bofill y decía ser «filmaker» todo el rato.

Al «minister» Borrell, de casi 72 años («si hubiera sido una mujer no lo habría dicho», reprochó de buen rollo a Catalina Luca de Tena) lo había presentado Rafael del Pino recordando un currículo tan extraordin­ario para este nuestro Gobierno que fue recibido con murmullos de aprobación. Que no es lo mismo leer «Voir M. Granovette­r» que escuchar Stanford. Rafael del Pino había sido simpático (a su manera, vuelvo a Tolstoi) recordando sucedidos con Borrell. Y Borrell continuó haciéndolo. En el conflicto de las Hoces del Cabriel con José Bono contó que se tuvo que llevar a los periodista­s para que vieran que la autovía no iba a pasar por las Hoces. Que un helicópter­o los sobrevolab­a («Sería de Bono»), que cruzaron un riachuelo y que una serpiente se estaba tragando una trucha. Un guardia civil le cortó la cabeza y la trucha huyó. «Esta trucha nunca sabrá que debe su vida a Bono», sentenció el agente. «Un rasgo de humor impropio de un cabo de la Guardia Civil», concluyó Borrell antes de meterse a hablar de cosas serias. «La inmigració­n es un fenómeno estructura­l al que habrá que hacer frente. Si no hay fronteras interiores, las fronteras exteriores son comunes».

Narbona se fue antes de que terminara el acto. Ni siquiera escuchó a su

English Borrell salpicaba su discurso con continuas expresione­s en inglés como «so what?»

Narbona La mujer del ministro y presidenta del PSOE sí estuvo desde el principio en el acto

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