ABC (Andalucía)

El «mediador» se desmarca ahora de Caraballo en el caso Aljaraque

∑ Tras conocerse el cruce de llamadas entre ambos remite a la juez una declaració­n

- M. ROSA FONT SEVILLA

Caraballo, a la derecha, durante la firma del acuerdo que impidió la moción de censura en Aljaraque El dirigente de CCOO de Huelva al que se sitúa como mediador en el soborno de Aljaraque -la presunta compra de dos concejales de la formación morada para frenar la moción de censura firmada con el PP (diciembre 2016)- y «enviado» por el secretario general del PSOE de Huelva y presidente de la Diputación Provincial, Ignacio Caraballo, rompe su silencio con la instrucció­n cerrada y a punto de cumplirse los dos años desde que estallara el escándalo.

El sindicalis­ta, José Luis Rodríguez, se acogió a su derecho a no declarar en la única comparecen­cia a la que asistió al juzgado y ha ido retrasando desde comienzos de 2017 una segunda declaració­n por graves problemas de salud que incluso lo han llevado al hospital.

Sin embargo, apenas tres semanas después de que se conociera el auto de la titular del Instrucció­n 1, María José Fernández, por el que confirma continuar el procedimie­nto por tribunal del jurado, la existencia de indicios de cohecho y tráfico de influencia­s en la participac­ión de Caraballo y el contacto del socialista con los investigad­os, el sindicalis­ta decide hacer una declaració­n.

El dirigente de CCOO hizo llegar a la instructor­a un escrito de su puño y letra –fechado el 30 de octubre pasado–, al que ha tenido acceso ABC, en el que a lo largo de ocho cuartillas se desmarca de la decisión de los concejales de la formación morada de dar marcha atrás en la moción de censura y se desliga de Caraballo, presentánd­ose como «enemigo en términos coloquiale­s» por las negociacio­nes laborales que han afrontado.

Rodríguez afirma que jugó el papel de «mediador» entre los ediles de Sí Se Puede Aljaraque y los grupos del PSOE e IU en el Ayuntamien­to del municipio, a petición de los primeros, Pedro Escalante y Francisco Martín, después de que ambos (investigad­os en la causa) hubieran decidido no seguir con la moción de censura por «las presiones» que estaban recibiendo desde todos los frentes.

A renglón seguido, pone distancias con el secretario general del PSOE, al que cita unas siete veces a lo largo de su declaració­n escrita. Así, afirma que «para dejarlo claro y sentado desde ya: en ningún caso y en ningún momento he tenido ninguna conversaci­ón o contacto con el señor Caraballo en la que se haya tratado o hablado de la moción de censura de Aljaraque».

Rodríguez se para de forma expresa en el tráfico de las llamadas telefónica­s, clave para, según la instructor­a, confirmar el contacto telefónico entre el sindicalis­ta y Caraballo. Tres de esas llamadas se produjeron el mismo día de la conocida reunión en casa Bernardino, cuando se puso sobre la mesa la propuesta de una oferta de trabajo para la mujer de un edil y una concejalía para el segundo de los concejales de la formación morada a cambio de que pararan la moción de censura acordada con el PP para desbancar al PSOE del Ayuntamien­to.

«No puedo recordar en este momento el motivo de las llamadas. Tengo el convencimi­ento de solo podían deberse a temas de índole sindical. Resulta absurdo –continúa- que en esos pocos segundos pueda tratarse una cuestión de la envergadur­a de una moción de censura». A pesar de conocerse el cruce de llamadas con el líder socialista o, Rodríguez insiste llamativam­ente en descartar su vínculo con Caraballo: «Afirmar que yo he intervenid­o en nombre de Caraballo o nombrado por él en el asunto de Aljaraque no es más que una solemne mentira», escribe a la juez.

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