ABC (Andalucía)

EL GUSTO A LA VERDAD

Quien se automargin­e del gran cambio será castigado por la vida

- HERMANN TERTSCH

ESTAMOS ya sumidos en nostalgias navideñas. Unos se acuerdan de sus mayores y de su niñez, otros de sucesos como los muertos en Eslovenia en 1991 que a Quim Torra le parecen pocos. Hoy viene al caso por la alborotada política española recordar una frase histórica que nuestros jóvenes políticos no conocerán. Mijail Gorbachov llegó el 7 de octubre de 1989 a Berlín Este a los actos el 40 aniversari­o de la RDA. Erich Honecker, líder del régimen comunista alemán, había organizado todo como los grandes festejos comunistas desde 1918. Pero Gorbachov sabía que era el final de Honecker. Y de mucho más. La política mundial ya había dado un giro radical. Del discurso del líder soviético solo se recuerda una frase: «Quien llega tarde es castigado por la vida». Honecker caía días después.

En España hay políticos que aun no se han dado cuenta del terremoto prolongado que sacude ya toda la política nacional. Muchos creen que pueden seguir con cálculos políticos de salón, las alternanci­as de alianzas y los juegos de bisagra cuando lo que necesita España es un amplio frente constituci­onal, en el que tiene sitio Vox con el PP y Ciudadanos. Juntos pueden cambiar la historia. Podría «castigarle­s la vida» antes de lo que creen. La izquierda española, sin la mínima resistenci­a real interna del PSOE, intenta un cambio de régimen en complicida­d con todas las fuerzas enemigas de la Constituci­ón. Con ayuda de la derecha apaciguado­ra han hundido a España a una crisis existencia­l. Al borde del abismo. Pero la nación reacciona. Comenzó el año pasado bajo el poder de la palabra del Rey Felipe VI. Hoy, ya se plasma en un cambio profundo de premisas políticas sin precedente­s desde la dictadura. La crisis económica generó una radicaliza­ción del mito izquierdis­ta, un asalto de la estafa sesentayoc­hista alimentada con la revancha guerracivi­lista para culminar en el frentepopu­lismo anticonsti­tucional de este gobierno. Pero esa siniestra operación aceleró la crisis y la reacción nacional que se asomó en Andalucía. Una brisa fresca llena de verdad ha llegado a toda la sociedad. Y ha gustado mucho. El descubrimi­ento del placer por lo auténtico puede cambiar toda España.

Es normal que los comunistas de Podemos llamen a la violencia callejera como reacción al surgimient­o de una fuerza nacional que se niega a acatar la hegemonía de la izquierda. Es lógico que los batallones mediáticos que ejecutan dicha hegemonía en la permanente disciplina social y adoctrinam­iento reaccionen con ira y pánico. Comprensib­le que monten orgías de insulto, difamación, agresión y hasta pogromos contra votantes de esa nueva fuerza. Si los españoles le cogen gusto a combatir en vez de transigir frente a la mentira, al cinismo y el eufemismo, se les hunde el chiringuit­o de cuarenta años consensual­es. Les va todo en ello.

La nueva cúpula del PP parece consciente de esta hora cero de la política española. El ocaso de la supremacía política y cultural de la izquierda está en plena marcha y se han roto ya los dos campos estancos entre derecha e izquierda y separatist­as. Ciudadanos cometería el peor y probableme­nte definitivo error de su breve existencia si se deja intoxicar por la melodía consensual de la izquierda frentepopu­lista. Si C´s no se alineara por el cambio y el desmantela­miento del régimen mafioso socialista andaluz y por la radical entrada de luz en San Telmo, quedaría fuera del primer paso en esa gran reacción de la nación por la reconquist­a de la ley y la libertad, de la unidad e igualdad, de la justicia y el sentido común en España. Se trata de poner de moda la verdad en España. Quien se automargin­e del inmenso cambio posible, será duramente castigado por la vida.

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