Cena de la promoción de Don Juan Carlos
El pasado día 6 de diciembre las Cortes rindieron homenaje a la Constitución Española que cumplía 40 años, tras un reinado en el que Don Juan Carlos, motor de la reforma política, tuvo que soportar momentos muy difíciles de superar. Las tres ovaciones que los Reyes y el Rey padre recibieron en el Congreso, así lo demuestran.
Don Juan Carlos ha sido un Rey al que la historia de España recordará como un hombre con un espíritu de concordia y de lucha por la paz y la libertad indesmayables. Algún día se le reconocerá más todavía.
Pero junto a esta evidencia de su actividad pública, a mí, más allá de este reconocimiento institucional, me interesa destacar ahora una faceta de Don Juan Carlos menos conocida, que es la de su personalidad y atención a los demás en el ámbito privado.
El pasado día 11 de diciembre Don Juan Carlos asistió en el Casino de Madrid a la cena de su promoción, porque el Rey estudió tres años en la Facultad de Derecho de la Complutense.
Pues bien, entre los asistentes se encontraba don Rafael López-Sors, enlace entre La Zarzuela y la promoción durante muchos años. Por desgracia, Rafael llevaba bastante tiempo sin asistir a estos encuentros por una grave enfermedad que, en esta ocasión, le obligó a asistir en silla de ruedas. Al verlo, Don Juan Carlos se acercó y se agachó para abrazarlo cariñosamente y hablarle durante todo el rato inclinado sobre su persona. Este gesto denota cuál es la personalidad de nuestro Rey Don Juan Carlos, que ya ha cumplido 80 años. «Los pies a ras de suelo y el corazón en lo más alto». Siempre.