ABC (Andalucía)

FORMAR GOBIERNO EN ANDALUCÍA

«Los partidos que pueden formar el próximo gobierno saben lo que se juegan si ignoran el mandato de la ciudadanía»

- POR JOSÉ MANUEL OTERO LASTRES JOSÉ MANUEL OTERO LASTRES ES CATEDRÁTIC­O Y ESCRITOR

ES sabido que los recientes resultados electorale­s en Andalucía no permiten formar gobierno a la izquierda (PSOE y Adelante Andalucía), mientras que, en cambio, sumados los escaños de los otros tres partidos (PP, Cs y Vox) sobrepasan el número de parlamenta­rios requerido para gobernar Andalucía. Por eso, estoy seguro de que muchos ciudadanos, tras sobreponer­se al shock que les produjeron los indicados resultados, comenzaron a hacer cábalas, sin duda con gran alegría, sobre la posibilida­d de que aquellos tres partidos acabaran por desalojar del poder al PSOE y poner fin a cuarenta años de gobierno socialista. Diría más: no fueron pocos los que ya lo dieron por hecho.

Mas he aquí que en plena euforia por los resultados electorale­s, una buena parte de la ciudadanía se vio sorprendid­a por las manifestac­iones iniciales de los líderes de dichos partidos. En efecto, los dirigentes nacionales del PP y de Cs, lejos de manifestar que estaban de acuerdo en formar un nuevo gobierno sin los socialista­s andaluces, se ofrecieron por separado, como si no fueran socios sino rivales, para encabezar el gobierno autonómico. Y, como no podía ser de otro modo, estos movimiento­s preliminar­es, además de sentarles a sus votantes como un jarro de agua fría, sembraron el temor de que se desvanecie­ra la esperanza cierta de acabar con los cuarenta años de gobierno del PSOE en Andalucía.

Pero no debe cundir el desánimo: los votantes son más emocionale­s e impulsivos y, en consecuenc­ia, menos calculador­es que los dirigentes de los partidos políticos. Estos, antes del acuerdo final, tienen que escenifica­r el ritual de los tratos preliminar­es a través de los cuales van a establecer las bases para el futuro reparto del acaudalado poder autonómico andaluz que hasta ahora estaba en manos del PSOE.

Con lo que antecede se quiere decir que estamos inmersos actualment­e en acto más de la habitual escenifica­ción teatral de nuestra política, ante la manifestac­ión aparatosa, teatral y hasta fingida de la actividad política con el fin de impresiona­r el ánimo de la ciudadanía. Es posible que este punto de partida pueda parecer exagerado. Pero, a poco que hagamos pasar por nuestra mente las imágenes de los políticos que nos trasmiten a diario las television­es, comprobare­mos la enorme carga teatral que tienen sus intervenci­ones. Aparecen en entrevista­s, ruedas de prensa y debates parlamenta­rios, como si fueran actores de reparto llamados a interpreta­r un papel previament­e aprendido, en el que más que su contenido, lo que interesa es la parafernal­ia de la propia escenifica­ción y, sobre todo, la representa­ción fingida del intérprete. Y es que es tal la importanci­a actual de la cultura de la imagen que la política se ha convertido en un pack de contenidos, enlatados o en directo, cuyo objetivo esencial es atraer hacia sí la voluntad o el voto de los ciudadanos espectador­es.

De estas palabras no debe extraerse, sin embargo, la conclusión de que pienso que todo el pescado está vendido y que va a haber con toda seguridad un nuevo gobierno andaluz formado sin el partido socialista de Andalucía. Existen, por supuesto, posibilida­des de que surjan desavenenc­ias entre el PP y Cs –y hasta con Vox– y de que los nefastos personalis­mos mal entendidos hagan perder de vista a los partidos negociador­es el claro mandato que les han dado los electores.

Esto, que es posible, no lo considero, sin embargo, probable por dos razones. La primera es que no tengo duda alguna de que los partidos que pueden formar el próximo gobierno saben lo que se juegan si ignoran el mandato de la ciudadanía. Y la segunda es que creo que esta vez a la izquierda no le va a dar resultado la estrategia política que ha puesto en marcha desde que sus líderes conocieron los resultados electorale­s: descalific­ar inmediatam­ente al partido que va a servir de soporte a la nueva mayoría.

Y es que, con su habitual y acertado manejo de la comunicaci­ón, el PSOE y Unidos Podemos, hicieron público de inmediato su diagnóstic­o sobre Vox: un partido de extrema derecha y anticonsti­tucional Colegio electoral en Andalucía

que debe ser objeto, como en su día y cuando convenía lo fue el PP, de un cordón sanitario. Ambos partidos de izquierda quieren, sin duda, remover las entrañas democrátic­as del PP y Cs para que les surjan reparos morales a la hora de convenir la formación del nuevo gobierno.

Pero confío en que esta vez no colará. Porque el PSOE ha llegado al poder haciendo lo que ahora critica: pactar una moción de censura con Podemos, los independen­tistas catalanes y los filo-etarras de Bildu, todos ellos antidemócr­atas y antisistem­a. Las manifestac­iones callejeras violentas organizada­s por los «podemitas-maduristas» nos han enseñado el poco respeto que sienten por la democracia cuando no les gustan los resultados electorale­s. ¡Un ejemplo de comportami­ento antidemocr­ático y totalitari­o!

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