Un museo para Pertegaz en Aragón
El alcalde de Olba (Teruel), donde nació el modisto, intenta hacer realidad este proyecto
omprobar que el palacio real de Nápoles se llama «Palazzo dei Aragonesi» o que la grandiosa fortificación que corona la isla italiana de Ischia es «Il Castello Aragonese» debe ser tan satisfactorio para un maño, como que le recuerden que el dinámico y elegante Manuel Pertegaz, el modisto más activo en Barcelona durante décadas, no era de la región del Tambor del Bruch sino un baturro determinado y sagaz. Ahora, el alcalde de Olba, localidad turolense donde nació el creador de moda, reitera su intención de abrir un museo con su obra en Teruel. ¿Cómo puede esto afectar a la marca?
Cien años después del nacimiento de Manuel Pertegaz Ibañez se acerca el momento de hacer justicia a su elegancia y a su trayectoria. Pertegaz, un hombre reservado, viajado y dinámico, probablemente hubiese agradecido ver las piezas más significativas de su obra reunidas. Parece ser que sus herederos estarían dispuestos a donar una colección de 500 piezas del creador para tal propósito. Tras la muerte del modisto en 2014, su legado está principalmente en manos de sus sobrinas y de su socio y mano derecha desde los años 70, Ángel Tribaldos. Elisa, Dione y Sionín, las tres hijas de Encarna, la hermana ya desaparecida de Pertegaz, han declarado su intención de colaborar en la creación del museo en Aragón, porque según sus propias palabras, a su tío le hubiera gustado que su obra volviese a la tierra que le vio nacer.
Además de la buena intención de honrar la memoria del hermano de su madre, a buen seguro las sobrinas de Pertegaz saben que un museo –o incluso dos, pues se habla de uno en Teruel capital y otro en el propio Olba– revalorizaría la marca y daría lugar a una gran cobertura mediática durante meses en muchos países del mundo. La marca Pertegaz es hasta ahora una empresa que factura a comisión sobre licencias pero que probablemente no supera los 500.000 euros al año.
Tomando la idea de Pierre Cardin, que acabó destrozando su marca a base de dar licencias por doquier, Pertegaz había llegado a varios acuerdos para licenciar su negocio de bolsos, pañuelos, corbatas, camisas o cinturones. La docena de acuerdos, serían probablemente lo primero que un com-
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