El campo de concentración donde murió Ana Frank
El 15 de abril de 1945 el ejército británico se topó con un espectáculo dantesco cuando liberó el campo de concentración de Bergen Belsen. En el recinto había 70.000 reos, la mayoría de ellos famélicos y enfermos. Este número se sumaba a los aproximadamente 50.000 hombres, mujeres y niños que habían fallecido en él durante su existencia. A la postre, además, el lugar se hizo famoso porque entre sus muros había muerto Ana Frank de tifus. Lo sucedido en este centro escandalizó tanto al pueblo británico que a muy pocos les extrañó que, el 17 de noviembre de ese mismo año, comenzaran los procesos contra los guardias nazis que habían sido capturados en su interior. El juicio se celebró en la ciudad alemana de Lüneburg y se extendió hasta el 17 de noviembre de 1945. Durante el mismo, los abogados argumentaron que los acusados se habían limitado a obedecer las leyes impuestas por el nazismo, una defensa corriente en otros tantos procesos similares. El resultado fue dispar ya que, del total, quince fueron absueltos y once condenados a muerte. A principios de diciembre el mariscal Montgomery rechazó los recursos de apelación y, poco después (el día 14), el popular verdugo británico Albert Pierrepoint ejecutó a los reos. Entre ellos se encontraba Josef Kramer, el comandante del campo de Bergen Belsen. Un hombre a quien su fama de sádico le precedía.