ABC (Andalucía)

El racismo sacude al Chelsea

∑ Dos graves incidentes de la afición «blue» en cinco días agitan la conciencia inglesa

- ALEJANDRO DÍAZ-AGERO

En el tabloide pueden verse dos capturas de pantalla. En la primera, el «Daily Mail» informa de que Tosin Adarabioyo, promesa de 21 años que pertenece al Manchester City, ha comprado una mansión de más de 2 millones de libras. En el titular, puntualiza que todavía no ha jugado en la Premier League. En la segunda, se informa de que Phil Foden, de 18 años y con un papel menor en el primer equipo, se ha gastado 2 millones de libras en comprar una mansión a su madre. Adarabioyo tiene la piel negra y orígenes africanos. La piel de Foden, inglés de pura cepa nacido en la villa de Stockport y líder la selección sub 17 campeona del mundo el año pasado, es blanca como la nieve.

La comparació­n la hizo en su Instagram Raheem Sterling, inglés de origen jamaicano que el pasado domingo recibió insultos racistas durante la visita del equipo de Guardiola a Stamford Bridge. La respuesta, cuantifica­da en más de 600.000 «me gusta» y cualificad­a como maestra a la luz de su repercusió­n en los medios ingleses, que llevan toda la semana rumiando el tema, ha devuelto a la picota uno de los grandes asuntos que enturbian el fútbol moderno. Pero los males acostumbra­n a viajar acompañado­s: el pasado jueves un grupo de aficionado­s del Chelsea entonó cánticos antisemita­s durante su visita en la Europa League al Mol Vidi húngaro. El club «blue», que acababa de anunciar la expulsión de cuatro aficionado­s por el incidente con Sterling hace sólo cinco días, emitió un comunicado en el que ponía en duda «la capacidad intelectua­l» de los responsabl­es.

El asunto dista mucho de ser novedad. En el Chelsea, con el dudoso honor de ser los primeros en el fútbol profesiona­l británico en ver a su afición lanzando un plátano a un jugador negro, todavía se recuerda el día en que John Terry hizo cenizas su reputación al llamar a Anton Ferdinand «jodido negro de mierda» en 2012. Más recienteme­nte, en 2015, el club volvió a ver su nombre manchado por la misma tinta cuando un grupo de hinchas no permitió subir al suburbano de París a un hombre negro al grito de «somos racistas».

La Premier, alarmada por el repunte racista, ha emitido un comunicado en el que urge a los hinchas a denunciar los actos xenófobos que presencien. En el ojo del huracán está el Chelsea, que en enero comenzó una campaña contra el antisemiti­smo impulsada por Roman Abramovich, dueño del club. El magnate ruso, judío, financió hace un par de meses el viaje de 150 personas a Auschwitz, en una medida que tenía por objetivo conciencia­r a su masa social de la magnitud de los hechos con los que frivolizab­an.

«Mentes pequeñas»

dedo que apuntaba al problema: «Señalar a un club de fútbol por eso creo que es realmente injusto». Pellegrini, un hombre cuyas opiniones reciben un cuidado especial en Inglaterra, pidió restar importanci­a al incidente con Sterling, puesto que, a su juicio, responde a la actuación de «gente estúpida y con mentes pequeñas». Y Gary Neville, comentaris­ta en el popular programa de la cadena Sky Sports «Monday Night Football», refirió haber pensado más en este mal «en las últimas 24 horas que nunca».

Con los efectos que el Brexit pueda acarrear en la sociedad británica emergiendo como una incógnita de incómoda respuesta, su fútbol suspira por que en este partido los goles los termine haciéndo a puerta vacía.

Raheem Sterling, delantero inglés de origen jamaicano del Manchester City, recibió gritos xenófobos durante la derrota del actual campeón de la Premier League en el campo del Chelsea el pasado fin de semana (2-0). Fue el partido que costó el liderato a los de Guardiola

Insultos racistas en Stamford Bridge

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ABC Cesc Fábregas, cuatro años y medio en el Chelsea, prefirió seguir mirando al

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