«Mis personajes son mucho más simpáticos, más guapos y con más dinero que yo»
El actor asturiano, que en febrero cumplirá noventa años, recibió ayer un homenaje en el teatro Amaya de Madrid, cuya sala principal llevará su nombre a partir de ahora
No podía ser de otro modo más que a los sones del «Asturias, patria querida», entonados por un grupo de gaiteros. Esa fue la banda sonora del homenaje que recibió ayer Arturo Fernández –que en febrero cumplirá noventa años– en el teatro Amaya, cuya sala principal llevará a partir de ahora el nombre del actor asturiano. En ella lleva dos temporadas de éxito al frente de «Alta seducción», una comedia escrita para él por hace treinta años María Manuela Reina, y que Arturo Fernández interpreta junto a Carmen del Valle. A partir de enero, emprenderán una gira que comenzará en Sevilla (teatro Quintero, del 17 de enero al 24 de febrero) y seguirá en Bilbao, Zamora, Castellón, Villarreal, Valencia, Lorca, Cartagena, Torrevieja, Albacete y Palma de Mallorca. «“Alta seducción” es una comedia muy inteligente y divertidísima –dice Arturo Fernández–, con unas situaciones disparatadas, divertidísimas, pero al tiempo llenas de ternura y de verdad; llevo muchos años haciendo alta comedia, un género que ya no se hace, pero no dejo de sorprenderme. La comedia necesita belleza, necesita una estética agradable; un vestuario elegante, unos decorados hermosos. Y yo trato de darle al público todo eso, de manera que los espectadores se sientan identificados».
—¿Cómo recibe el homenaje? ¿Había imaginado alguna vez que una sala teatral llevaría su nombre?
—Es sin duda un honor, quizá de los más grandes que pueda recibir un actor de vocación netamente teatral como es mi caso. La verdad es que los premios y los homenajes siempre te sorprenden. Pero de la generosidad y el cariño de los hermanos Blasco y de todo el personal del Teatro Amaya, de su pasión compartida por la escena, me debería de esperar cualquier cosa. ¡¡Buena, naturalmente!! Y esta es maravillosa.
—Sus funciones suelen ser muy longevas, en tiempos además en que la costumbre es que duren poco. ¿Qué le ofrece usted al público? ¿Por qué cree que le responde así?
—Sinceramente creo que el público percibe que él es mi prioridad, que intento no defraudarle nunca, que montaje tras montaje intento superarme en todo: texto, puesta en escena dirección... Para sorprenderle, para hacerle pasar dos horas muy gratas llenas de humor elegante y también de emoción. Sabe el tesón, el esfuerzo y la coherencia que hay detrás de mi trabajo.
—A lo largo de los años ha creado su propio personaje. ¿Ha escondido usted al verdadero Arturo Fernández o el que vemos los demás se parece al que está en su casa?
—Mis personajes son mucho más simpaticos, más guapos y con más dinero que yo. El verdadero Arturo Fernández es un hombre mucho más tranquilo.
—¿Nunca, en los últimos años, ha pensado en bajarse de los escenarios? ¿La energía le viene de ahí?
—¡Sí, es mi pila! Mientras el público y Dios quieran aspiro a seguir subido a los escenarios.
—¿Se imagina usted su vida sin el teatro?
—La verdad es que no. Me encanta pensar en descansar y, bueno, cuando es un período corto y con fecha de vuelta al teatro, lo dis-