LA DEBILIDAD DE SÁNCHEZ
Lo que ocurrió ayer en Extremadura, que su Parlamento autonómico, incluidos los socialistas, votaron a favor de volver a aplicar el 155 en Cataluña, habla bien a las claras de la encrucijada en la que Sánchez, ese hombre que teme a las urnas, ha colocado al conjunto de España. Todavía hoy no han querido leer los resultados de Andalucía en sus justos términos. Vara, Page y Lambán sí parece que los han entendido. Sánchez vive instalado en una ficción en la que no reconoce que no ganó las elecciones y que tan solo cuenta con 84 escaños. Ficción que arranca desde el día de la moción de censura en la que prometió convocar elecciones de inmediato. En esa fabulación en la que se guarece, cada vez que se enfrenta a la realidad, se encuentra con que los españoles, en el ejercicio libérrimo de votar, no lo apoyan. Por eso tiene que echarse en brazos de filoetarras y golpistas, lo que a medida que pasa el tiempo evidencia más su enorme debilidad. Los socialistas tienen un problema con la idea de España: o se aclaran o creo, con toda honestidad de análisis, que caminan al suicidio y la desaparición. Es imposible ser más insolidario y menos digno desde la izquierda.