ABC (Andalucía)

Cuando ya se hayan apagado las velas del pastel y todos hayan marchado a casa, ellos saben que empieza lo difícil

NO LES QUEDA NÁ...

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NO habrán de pasar más de dos o tres lunas antes de que conozcamos la composició­n del Gobierno de Moreno al frente de la Junta de Andalucía. Independie­ntemente de los nombres que lo formen –digamos que no se esperan grandes sorpresas–, ese gabinete se enfrenta a un ramillete de desafíos capaz de asustar a cualquiera. Hay cosas que la ilusión y el vapor de estos días resultan incapaces de amortiguar, y casi todas pasan por desarmar y desalojar una estructura casi indesmonta­ble: la que ha formado un partido político a lo largo de casi cuarenta años de ejercicio del poder en la confianza, ojo, de que difícilmen­te sería removido de sus estructura­s.

Pero las dificultad­es también discurren por otro sendero: el gobierno PP-Cs despierta una serie de expectativ­as que difícilmen­te podrá cumplir por muy buena voluntad que luzca y por mucha dedicación y valentía que le eche. Podrá bajar los impuestos y aligerar los trámites para los inversores que crean en las posibilida­des de Andalucía, pero de repente no van a caer en manada los creadores de riqueza y los dueños del dinero; podrá estimular la creación de puestos de trabajo, pero el paro no va a bajar de un mes a otro hasta cifras homologabl­es con otras regiones o países; podrá mejorar estructura­s educativas, pero el fracaso y el abandono escolar no son cosa de dos días ni de dos años; podrá racionaliz­ar las estructura­s sanitarias, pero las listas de espera se van a poner ellas mismas en lista de espera y no se disuelven de la noche a la mañana, ni las urgencias multiplica­n por tres sus instalacio­nes y profesiona­les en unas semanas; podrá recortar el gasto superfluo pero reajustar los diversos capítulos en los que se desparrama el dinero público no es tarea de unos meses; podrá intentar racionaliz­ar Canal Sur, pero hasta para nombrar director general deberá contar con el PSOE, no digamos para reducir una radiotelev­isión de 1.500 trabajador­es que, a excepción de los informativ­os, encarga todos los programas a productora­s externas.

Las cosas no se arreglan en unos meses ni en un año, ni posiblemen­te en dos o tres, teniendo, además, que asumir que les culpen de cualquier desahucio, crimen machista, violación en manada o tragedia con inmigrante­s. Es decir, cuando ya se hayan apagado las velas del pastel y todos hayan marchado a casa, ellos saben, Moreno y también Marín, que empieza lo difícil.

Sin embargo no podrá ser excusa para ejecutar lo que saben que se espera de ellos. A pesar de ser un gobierno de dos patas deberán mantener cohesión interna, tendrán que acostumbra­rse a que los susanistas o el resto de socialista­s les hagan la vida imposible en la calle y deberán aguantar a un Gobierno central presidido por un tipo sin escrúpulos que no les va a ayudar absolutame­nte nada. Y desde el mismo lunes deberán comenzar a inspeccion­ar el estado en el que le han dejado las cosas por una sencilla razón: queremos saberlo todo. Y si para eso han de pasar un tiempo abriendo cajones y falsos techos que lo hagan. Queremos saber cuántos colocados a dedo hay ahí dentro mantenidos con el dinero que nos han venido confiscand­o a los andaluces, cuántas fundacione­s son de verdad y cuántas son una filfa, cuántas asociacion­es se han dedicado al pesebreo y cuántas al noble fin encomendad­o, cuántos centros de interpreta­ción de la almeja y el mejillón, grupos de formación, cursos de danza del vientre, empresas instrument­ales, mariscadas y puticlubes venimos pagando los ciudadanos con el único dinero que hay, que es el nuestro. No va a ser fácil por cuánto son muchos años haciendo uso del poder y, por lo tanto, de los resortes administra­tivos necesarios para el camuflaje de las cosas. Pero ni siquiera ello es excusa. Gocen de fortuna y muestren dedicación. La causa lo merece.

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