El aborto no es una liberación personal
Después de varias décadas de inmersión en la cultura del descarte y la muerte, la izquierda toca a rebato cuando alguien se atreve a cuestionar el dogma del aborto. Las palabras pronunciadas ayer por el consejero andaluz de Salud y Familias –«lo fácil es llegar, y el chupetón», dijo Jesús Aguirre– quizá fueron demasiado coloquiales, pero lo que molesta al establishment progresista no es el tono, sino el fondo. Formar a los jóvenes sobre el drama que representa el aborto, para que dejen de entenderlo como una liberación personal, es una obligación cívica y moral. Es el derecho del que va a nacer lo primero que hay que proteger.