ABC (Andalucía)

Durante los 69 días que gozan de sol, los habitantes de Sommarøy –una isla de Noruega– no tienen horarios. Ahora quieren establecer esta rutina todo el año

- JOSÉ PABLO JOFRÉ BERLÍN

EL PULSO DEL PLANETA

Panorámica de la isla de Sommarøy

Cuando hoy el eje nórdico de la tierra se encuentre en su máxima inclinació­n hacia el sol –el conocido como solsticio de verano boreal–, en la nórdica isla de Sommarøy, en la Laponia noruega, será el mediodía de un amanecer que comenzó el 18 de mayo y cuyo ocaso se verá el 26 de julio. Como en otras zonas del Círculo Polar Ártico, esta isla del mar de Noruega tiene un día que dura 69 días, una fiesta para los isleños luego de haber soportado una noche similar, cuando el sol se puso en noviembre y no hubo un amanecer hasta enero.

Ubicada a 36 kilómetros al oeste de Tromsø –la segunda ciudad de Laponia, tras Múrmansk, en Rusia–, con una superficie de 0,36 kilómetros cuadrados y 883 habitantes por cada uno, Sommarøy significa «isla de verano» y sus habitantes viven básicament­e de la pesca y desde hace algunos años también del turismo gracias a sus paisajes y playas de arena blanca. Esta autonomía se debe en parte a la forma que tienen los isleños de organizar su tiempo durante el verano: por generacion­es

los noruegos de estas tierras han vivido sin el control que indica el tiempo durante la época estival, que es probableme­nte el día más largo del mundo. Pintar la casa a las tres de la madrugada, desayunar a media noche o ir a nadar a cualquier hora.

Los isleños quieren ahora proteger por escrito la libertad de estar, por ejemplo, días y «noches» pescando. Actuar en sintonía con lo que indica el clima, de manera orgánica y sin verse obligados a rutinas fijas condiciona­das por el reloj. Justamente es este instrument­o de medición del tiempo del que los isleños hace décadas que quieren desligarse durante los días de verano y el puente Sommarøy es el mejor ejemplo de ello: en vez de tener los candados de los amantes, han sujetado en él relojes. Lo que Sommarøy quiere realizar formalment­e no es menos que declararse como la primera zona sin tiempo del mundo.

La semana pasada, el isleño Kjell Ove Hveding entregó una petición formal con firmas de los locales a un miembro del Storting (el Parlamento noruego) a la espera de discutir con las autoridade­s de Oslo los desafíos logísticos y legales de esta iniciativa única en el mundo. Los isleños esperan liberarse de los horarios de apertura tradiciona­les e introducir flexibilid­ad en las horas de escuela y de trabajo.

El puente Sommarøy conecta al pueblo con la isla de Kvaløya, que junto a otros islotes más pequeños conforman el grupo de islas cuyos habitantes no alcanzan las 400 personas, pero que cuenta con un hotel y diversas cabañas. El pueblo pesquero que vive del procesamie­nto del pescado que exporta hacia la Noruega continenta­l celebrará el solsticio tal y como lo hacían los samis en la antigüedad: con hogueras, el fuego que limpia y renueva, que anuncian el inicio de una larga tarde que se extenderá por más de un mes hasta la puesta de sol más esperada del planeta.

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ARCTIC HOTEL
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Los relojes que los isleños han dejado en el puente Sommarøy
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