El Gobierno cree que si ERC se abstiene no es su responsabilidad
Pedro Sánchez no se mueve. En consonancia con unos compromisos internacionales que van a dilatar el proceso de investidura, el Gobierno se mantiene firme en su estrategia. Un plan de múltiples y que consiste en presionar al resto reclamando que faciliten su investidura.
Sánchez definió ayer como «razonable, sensata y ambiciosa» su propuesta de que Podemos ocupe segundos niveles de la Administración pero sin presencia en el Consejo de Ministros. En rueda de prensa en Bruselas volvió a defender que los de Pablo Iglesias son considerados su «socio preferente» pero justificó que no tengan ministerios porque «no tenemos mayoría absoluta».
Tras el Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, exhibió más esa estrategia de seguir esperando. Insistió en que «en un panorama tan fragmentado hemos de Pedro Sánchez visualizar que todos los partidos son legales». Una consideración que abre la puerta a una abstención del independentismo. «Si se abstiene, que se abstenga, pero no será nuestra responsabilidad», se reconoce en privado en el Gobierno. La estrategia es decir que Pedro Sánchez seguirá «dentro de la Constitución», pero sin cerrar la puerta a esa posibilidad de un apoyo sin condiciones: «El presidente solo va a mantener diálogo en el ámbito de la Constitución».
Se sigue apelando a PP y Cs de forma oficial para que se abstengan, pero se rechaza hacerles ninguna oferta para una colaboración más estable: «No creo que esperen ninguna oferta. Si la esperasen la habrían formulado», dijo ayer Celaá.