ABC (Andalucía)

BLOQUEO EN LAS ALTURAS

- El objetivo de acordar el mejor equipo posible para dirigir las institucio­nes europeas es una cuestión de responsabi­lidad JOSÉ M. DE AREILZA

l Consejo Europeo ha ganado el primer asalto frente al Parlamento, al rechazar los candidatos que proponía para presidir la Comisión. Una vez más, hemos visto a la cámara de Estrasburg­o demasiado segura de sí misma, a pesar de que el resultado de los

Ecomicios la ha convertido en más irrelevant­e. Su sistema de «candidatos designados» que triunfó en 2014 es posible que haya sido flor de una legislatur­a. Si las elecciones europeas sirvieran para elegir un gobierno comunitari­o, la lógica interguber­namental cedería ante la democracia europea y sería mucho más interesant­e votar en unos comicios que siguen despertand­o poco interés. Pero vivimos en una Unión deshilacha­da y el reparto de poder tendrá lugar a final de mes en formato de riña inter-gubernamen­tal, con cierto

caos y cada presidente haciendo valer el peso político y económico de su país. El objetivo de acordar el mejor equipo posible para dirigir las institucio­nes europeas es una cuestión de responsabi­lidad, ante la delicada situación interna de la Unión y las turbulenci­as en el panorama internacio­nal.

Para los que siguen hablando por pereza mental del tándem franco-alemán, cada día es más patente que Alemania manda en la pareja y Francia hace como que tiene la iniciativa, en desigualda­d creciente. Mientras Merkel se mantenga en la cancillerí­a, todos hablamos alemán, como escribe en sus memorias el anterior embajador británico en Berlín. Llama la atención, por cierto, que después de treinta y tres años de participac­ión plena en la integració­n europea no haya ni un candidato español a presidir la Comisión, el Consejo Europeo o el Banco Central (este último sin duda es el puesto más relevante). No obstante, con el Reino Unido, Italia y Polonia desapareci­dos del puesto de mando de la UE, el gobierno de Pedro Sánchez tiene una oportunida­d clara de pesar más en Bruselas. El antieurope­ísmo de Podemos y el de Vox, ambos formulados con una profunda ignorancia sobre la realidad comunitari­a, son amenazas sin visos de crecimient­o. Es cuestión de ambición y de atreverse a salir de la tutela de París para hablar con voz propia.

El Gobierno de Pedro Sánchez tiene un oportunida­d clara de pesar más en Bruselas

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