ABC (Andalucía)

El Supremo dicta sentencia: no fue

∑Los cinco condenados vuelven a la cárcel después de que el Alto Tribunal endurezca la condena a 15 años de cárcel en un fallo ejemplariz­ante

- LUIS P. ARECHEDERR­A

a Manada cometió una violación en grupo al atacar sexualment­e en los sanfermine­s de 2016 a una chica de 18 años, a la que sometieron e intimidaro­n. El Tribunal Supremo zanjó ayer un debate que desató una ola de protestas en toda España y elevó a la categoría de agresión sexual el crimen de la Manada, un caso que se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual contra las mujeres. Con su decisión, el Alto Tribunal marca el criterio para hipotético­s casos similares y lanza un aviso a la sociedad.

En un fallo unánime, el Supremo rectificó la sentencia de los tribunales navarros y endureció la condena a la Manada de nueve a quince años de cárcel. No fue un abuso sexual, un delito de un grado menor; fue una agresión sexual agravada por un trato vejatorio y una acción en grupo. El Supremo, la cumbre del sistema judicial español, se encargó de llamar a las cosas por su nombre como último estadio de revisión de las decisiones judiciales. Y consideró que hubo intimidaci­ón, el factor clave para que sea una agresión.

La Sala Segunda, de lo Penal, adelantó su fallo y anticipó una breve explicació­n, a la falta de la redacción de la sentencia que motive su decisión. Los cinco magistrado­s expresaron su veredicto después de celebrar ayer la vista de casación en la que escucharon los argumentos de todas las partes. La Fiscalía –que solicitó 22 años para cada condenado– llevó la voz cantante y denunció que hubo «fuerza intimidato­ria» suficiente para tumbar la voluntad de la víctima, que no otorgó su consentimi­ento. «¿Qué tipo de juerga termina con una persona tirada en el suelo llorando, desnuda, robándole el móvil?», se preguntó en voz alta la fiscal Isabel Rodríguez Mateos.

L«Escenario de opresión»

La condena activó la cuenta atrás para la vuelta a prisión de los cinco condenados –José Ángel Prenda, Ángel Boza, Jesús Escudero, Antonio Guerrero y Jesús Cabezuelo–, que llevaban un año en libertad provisiona­l. Ayer mismo ingresaron en la cárcel de Sevilla I después de ser arrestados todos menos Boza, que se entregó por su propio pie. Uno de ellos, el guardia civil Escudero, ha sido condenado a dos años más de cárcel (un total de 17) por robar el móvil a la víctima, a la que dejaron tirada en la calle llorando desconsola­da, después de grabar siete vídeos del crimen.

Al convertirs­e en firme, la Audiencia Provincial de Navarra –el tribunal que juzgó los hechos– dictó las correspond­ientes órdenes de detención e ingreso en prisión contra los cinco. Los afectados solo cuentan con una vía para esquivar el oscuro horizonte penitencar­io que les espera: presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constituci­ón si consideran que el proceso ha vulnerado sus derechos, un camino con nulas opciones de éxito. El abogado de los condenados ya enarboló ayer esta bandera, al criticar que la sociedad ha cerrado todos los caminos de una absolución al dictar una sentencia condenator­ia popular.

Incluso en las sentencias previas, la Justicia siempre ha creído a la víctima de la Manada, digan lo que digan los partidos políticos y los colectivos sociales. El fallo de la Audiencia Provincial de Navarra –ratificado después por el TriNacido en 1988. Trabajaba en la Unidad Militar de Emergencia­s ubicada en Morón de la Frontera. Es seguidor acérrimo del Sevilla C. F. (del grupo de «los Biris»), tenía antecedent­es por un delito de lesiones, riña tumultuari­a y desorden público. Lleva tatutado en su cuerpo un lema, «El poder del lobo reside en la Manada».

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