Inmaduros tras los barrotes
Desarticulados en Málaga los tres grupos organizados más importantes dedicados a pescar y vender chanquetes. Sus ingresos podían llegar a los 50.000 euros mensuales
l «chanquete» es la base de la vida en la bahía de Málaga. Los expertos del Aula del Mar aseguran que este pequeño animal es lo que sirve de alimento a otras muchas especies, como los boquerones, sardinas, doradas o jureles. Es una especie protegida, que debería estar desterrada del consumo humano, pero que forma parte de la cocina tradicional malagueña. Por ello, se sigue ofreciendo de forma clandestina para los paladares exquisitos y hay grupos que lo pescan de forma furtiva. Esta práctica crea un importante daño al ecosistema marino y está perseguido. Fruto de ello, la Guardia Civil ha desarticulado a los tres principales grupos de pescadores de estos animales.
La pesca y el consumo del chanquete, muy arraigado en las costas andaluzas, y durante años asociado a la cocina tradicional malagueña, suponían un lucrativo negocio para estas organizaciones. Las últimas restricciones y prohibiciones han granjeado importantes beneficios para los traficantes. Los números, según la Guardia Civil, se asemejan a la actividad ilícita de otros tipos delictivos, como el contrabando o el propio narcotráfico.
La valoración de los expertos es que
Ela captura de un kilo de «chanquetes» supone la pérdida de 15 kilos de ejemplares adultos, que no podrán ser pescados y distribuidos por los canales legales. El precio medio al que se venía pagando el kilo de estos alevines era de 20 a 25 euros en el primer escalón, precio que se multiplicaba por cinco cuando llegaba al consumidor final, que pagaba en torno a los 20 euros por una ración de pescado de 150 gramos.
Una noche de capturas, cada uno
de estos grupos podía poner a la venta hasta 100 kilos de pescado y obtener un beneficio de unos 2.500 euros. Con una media de cinco salidas a la semana, los beneficios mensuales podrían llegar, en los mejores casos, hasta los 50.000 euros.
En el marco de la operación «Diximus» se ha detenido a 16 personas e investigado a otras siete por los presuntos delitos contra la fauna, la pesca furtiva de inmaduros con artes de pesca expresamente prohibidas, el tráfico comercial de productos pesqueros sin control sanitario, el agotamiento de la población de diferentes especies marinas y pertenencia a grupo criminal. El Seprona inició la investigación hace más de año contra tres redes dedicadas a la pesca, distribución y venta de pescado inmaduro en la provincia de Málaga.
Las pesquisas revelaron que cada uno de los grupos contaba con una media de 10 integrantes directamente implicados en labores de pesca, vigilancia, soporte logístico, distribución y venta al consumidor final del conocido «chanquete», denominación genérica que ha mutado con el tiempo para englobar a los alevines de múltiples especies.
Sin seguridad en el mar
Realizaban la pesca entre la puesta y la salida del sol, dentro del Puerto de Málaga, y al abrigo del mismo en sus playas anexas. Llegaban a comprometer seriamente la seguridad de la navegación y el tráfico de buques, al no respetar las mínimas normas de la seguridad en el mar. Realizaban esta actividad sin luces y en lugares no permitidos, lo que obligaba a los buques a hacer maniobras para evitar colisionar con las embarcaciones en medio de la noche.
La pesca se hacía con redes expresamente prohibidas por la Consejería de Agricultura y Pesca desde 1988, denominadas «boliches». «En las pruebas que hemos hecho, en una red de estas características pueden salir hasta 100 especies diferentes», explica Juan Antonio López, presidente del Aula del Mar, quien dice que «pesca indiscriminadamente dejando el fondo marino como un desierto».
En la operación se han intervenido 16 de esas redes, algunas de ellas fondeadas en el lecho marino, que ahora, aunque sea sólo por un tiempo, respira un poco más tranquilo.
Pingües beneficios En una sola noche, cada uno de los grupos ponía a la venta 100 kilos de pescado y ganaba 2.500 euros