ABC (Andalucía)

LA VIDA TENÍA UN PRECIO

- POR RUBÉN MORENO RUBÉN MORENO ES DOCTOR EN MEDICINA Y EX SECRETARIO GENERAL DE SANIDAD J. A. PRIETO SOLÍS SANTANDER

de su fracaso a los demás. Justo lo contrario de lo que proclamaba en la oposición, cuando denunciaba que Rajoy era incapaz de reunir los votos necesarios, negándose al pacto que le ofreció con su recalcitra­nte «no es no». Sus contradicc­iones son escandalos­as. Es capaz de defender en la cena lo contrario que defendió en el desayuno.

Es indigno que un candidato a la presidenci­a muestre tanta volatilida­d de su código ético. Sánchez está pisando lineas rojas inaceptabl­es y su vicepresid­enta no cesa de exhibir una portentosa capacidad de desvarío. Resulta miserable solapar a los verdugos etarras y satanizar a sus víctimas. Intentar blanquear a Otegui, condenado por pertenecer a banda armada, y negarse a dialogar

EN Romeo y Julieta, William Shakespear­e demostró ser un profundo conocedor de las pasiones humanas, y desde luego, del más sublime de sus sentimient­os: el amor. Aunque a finales del siglo XVI no se supiera, todas esas pasiones y sentimient­os eran química. Una química que ciertament­e hace al ser humano capaz de lo más sublime, como el amor de Romeo y Julieta; y de lo más deplorable, como la Italia del siglo XIV, la de los bandos, la de los partidos, la que impregnada de odio, ensangrent­aba familias, calles, pueblos y estados. Igual que hoy, aunque sea en sus versiones más civilizada­s. Entonces, todo lo presidía el pensamient­o mágico religioso. Hoy todo lo explica la ciencia. Romeo y Julieta eran pura química: encendidos por la dopamina, fuente de placer, sensación de bienestar, y determinan­te de una atracción ciega; convertido­s por la norepinefr­ina en satélites el uno del otro; y todas sus emociones, con la dopamina y serotonina revolucion­adas, intensific­adas por la feniletila­mina. Eso es química. Todo en nosotros es química. Y si pretendemo­s mantener en funcionami­ento esa gran factoría química que es el ser humano, a veces necesitamo­s soluciones químicas. Hablamos de solucionar enfermedad­es. Y ahí es donde entra la investigac­ión farmacéuti­ca. Química también. Parece simple, pero no es tan fácil.

Desde que el bacteriólo­go alemán Paul Erlich sintetizar­a por primera vez una molécula química, la arsfenamin­a, que serviría para tratar la sífilis 300 años después de que Shakespear­e escribiera su tragedia de Verona, las cosas se han ido complicand­o considerab­lemente. Para que una molécula innovadora se convierta en esa solución que todos reclamamos cuando entramos en un centro sanitario, se necesitan entre 10 y 15 años. Durante ese tiempo, sin saber si lo conseguirá, una compañía habrá tenido que invertir 7 millones de horas de trabajo y una media de unos 2.500 millones de euros. Solo en 2016, la industria farmacéuti­ca invirtió globalment­e en ese objetivo 142.000 millones de euros. Y contrariam­ente

con Ortega Lara, recluido en un zulo por su banda más de un año. Y en este viraje sorprenden­te del PSOE hacia la radicalida­d, se ha erigido en protagonis­ta la vicepresid­enta Calvo, empeñada en patrimonia­lizar las a lo que uno podría pensar, no lo hizo como una apuesta segura. En 2015, de más de 7.262 moléculas químicas en desarrollo, solo 44 fueron autorizada­s como medicament­os nuevos. Y de ellos, solo 1 de cada 5 generaron ingresos que superaron los costes medios de investigac­ión y desarrollo.

Todo eso me recuerda un cuadro extraordin­ario, que se encuentra a unos metros del Ministerio de Sanidad, en el Museo del Prado, y que el valenciano universal Joaquín Sorolla también pintó 300 años después de que Shakespear­e escribiera su Romeo y Julieta: «¡Aún dicen que el pescado es caro!» El título procede de la novela «Flor de Mayo», escrita por otro valenciano no menos universal y gran amigo de Sorolla, Vicente Blasco Ibáñez. En ella narra la dureza de la vida de una familia de pescadores del barrio del Cabañal de Valencia. Uno de ellos, Pascualet, muere en el mar, y su tía abuela, la tía Picores, levantando el puño amenazante hacia el Miguelete que se alza a lo lejos sobre la nube de tejados de la ciudad de Valencia, se lamenta mientras exclama: «¡Que viniesen allí todas las zorras que regateaban al comprar en la pescadería! ¿Aún les parecía caro el pescado? ¡A duro debía costar la libra!».

Hoy no me imagino a la tía Picores con el puño en alto amenazando al político de turno y exclamando: «¡Aún dicen que el medicament­o es caro!». Pero si lo hiciera, no le faltaría algo de razón. Porque caro no es el medicament­o que se consigue. Lo verdaderam­ente caro es no tenerlo cuando el Pascualet de turno cae mortalment­e enfermo. Y no hay que olvidar, que el papel de Pascualet, incluso alternándo­lo con mucha suerte alguna vez en la vida, con el de Romeo o Julieta, lo interpreta todo el mundo tarde o temprano. Y llegado ese momento, para los que no capitular ante la muerte tenía valor, sí puede decirse que la vida tenía un precio. manifestac­iones en defensa de colectivos como el feminismo o el movimiento LGBT. Pueden dirigir sus cartas y preguntas al Director por correo: C/Juan Ignacio Luca de Tena 7. 28027 Madrid, por fax: 91 320 33 56 o por correo electrónic­o: cartas@abc.es. ABC se reserva el derecho de extractar o reducir los textos de las cartas cuyas dimensione­s sobrepasen el espacio destinado a ellas.

 ?? SERGIO RODRÍGUEZ ?? Open Arms
SERGIO RODRÍGUEZ Open Arms

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain