Por homenajes etarras desde 2016
Ametrallamiento en un bar
En el sillón del alcalde
«el sentido de la responsabilidad» y apliquen este artículo, sin ver que sea necesario cambiarlo para aplicarlo.
En el auto en el que cerró el caso de Gabiola, el juez Ismael Moreno alegó que el acto careció «de la finalidad de alabanza, de ensalzamiento, y de la justificación de la actividad terrorista». «Tan sólo aluden a la expresión del deseo y la demanda de que los presos condenados sean reagrupados», añadió el juez, que lo ubicó en «la lícita expresión de unos deseos». A pesar de los recursos de Covite, la Sala de lo Penal archivó la causa sobre el homenaje en 2018 al primer asesino de ETA, Txabi Etxebarrieta, con una explicación similar. Argumentó que no hubo humillación pues los participantes no hicieron «alusión al fallecimiento del agente de la Guardia Civil Pardines», asesinado en 1968 mientras regulaba el tráfico. Ese silencio no es casualidad: responde al intento de la izquierda El terrorista Antonio Gabiola se sentó en la silla del alcalde de Lekeitio para ser homenajeado. Involucrado en el asesinato del banquero Ricardo Tejero y en el secuestro de Emiliano Revilla
«Si solo fueran muestras de cariño y apoyo, los celebrarían en privado, discretamente, sin tanta ostentación»
abertzale de convertirle en un mártir.
La abogada de la AVT, Ladrón de Guevara, pretende insistir en la acusación de humillación hasta que se pronuncie el Tribunal Supremo. El objetivo es que «haya un pronunciamiento para fijar la jurisprudencia y los requisitos» de la segunda modalidad delictiva incluida en el artículo 578 del Código Penal.
La causa por el homenaje al etarra José Ramón López Abechuco –recibido con una botella de cava y flores en Vitoria el 5 de julio de 2018– comenzó con una novedad prometedora para las víctimas. Pero solo fue un amago.
En ese caso –cerrado de forma firme el pasado 24 de julio– el juez citó en dos ocasiones como testigos a dos víctimas del terrorismo, cuyos padres fueron asesinados a sangre fría por el comando de Abechuco. La Justicia iba a escuchar por primera vez lo que sienten dos víctimas afectadas de forma directa, en su piel, por el homenaje. Pero esa diligencia nunca se produjo. La juez María Tardón cerró el caso sin interrogar a las víctimas Ana Velasco Vidal Abarca y Eduardo Lázaro, que expresaron a este periódico el dolor por la decisión.
Ordóñez alerta del riesgo de que «la historia vuelva a repetirse» si los jóvenes perciben como héroes a personas cuyo mérito es «haber asesinado o ayudado a asesinar». Ladrón de Guevara ubica los homenajes en una estrategia de la izquierda abertzale por «blanquear el pasado criminal» de los terroristas. «Si solo fueran muestras de cariño y apoyo, los celebrarían en privado».