Mejor elecciones que un mal Gobierno
En lo tocante a las miserias políticas nacionales, más allá de gestos de cara a la galería, no hay muchas novedades. Ahora bien, los peores datos económicos de las últimas semanas han apuntalado el argumento de que el desgobierno es malo para la economía. Y nada más lejos. Podríamos tirar de muchos ejemplos por ahí fuera, pero lo más evidente es lo que ha pasado en España estos últimos cinco años. La economía ha crecido más y mejor de lo que había crecido en muchos años, los problemas se han ido resolviendo y, lo que es más importante, no han surgido nuevos.
Por lo tanto, y aunque sea ir un poco en contra de la opinión general, mejor que un mal gobierno, que por la ineptitud de algunos y el narcisismo de otro parece la única solución posible, resultan preferibles nuevas elecciones. También es mejor que un gobierno de coalición de las izquierdas o uno en minoría sin capacidad de legislar. Desde luego. Y probablemente unas nuevas elecciones podrían forzar la que hoy se plantea como la mejor solución entre las posibles pero que no ha cuajado por temas exclusivamente de ambición personal.
Los seis o siete meses que se pierden en convocar unas nuevas elecciones y formar un nuevo gobierno es un tiempo bien empleado si la solución a la que llegamos es mejor. Por ello, insisto: mejor elecciones que un mal gobierno. Y aunque el resultado de dichos comicios no fuera muy distinto al panorama actual –subida de PSOE y PP en detrimento de Podemos, Cs y Vox–, sí podría ser el baño de realidad que necesitan algunos para avenirse a la mejor de las soluciones posibles en aras del interés de todos los españoles.
Así que, si después de todo este mareo acabamos en nuevos comicios, no debe ser motivo para el abatimiento, todo lo contrario.