ABC (Andalucía)

El 3-5-2 de Zidane no oculta la fragilidad

∑El Real Madrid volvió a probar ese sistema en la primera parte. Permitió ver a un Marcelo protagonis­ta, aunque el equipo sufrió por las bandas

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Zidane insistió en «El Esquema Antes Conocido Como 5-3-2» y aunque el inicio fue bueno ya Kolarov mandó un balón al palo en el minuto 7. Lo hizo, no puede sorprender­nos, precisamen­te a la espalda de Marcelo, el lugar donde pasaban las cosas con el 4-3-3 y donde siguen pasando con el 3-5-2.

Este esquema tiene algo como de «anasagasti» futbolísti­co que Zidane se hace sobre la calvorota táctica de su Madrid con la sufrida cortinilla de los laterales. Los estira hasta cubrir gran parte del territorio antes piloso.

De bueno tiene que el equipo parece más junto y que Marcelo se desata

en ataque. En el minuto 16 marcó un golazo con la derecha tras pase de Modric, que recibió en su lugar perfecto en la mediapunta. Había algo de estructura en ese gol, de buen escalonami­ento.

En el 5-3-2, los tres medios del Madrid están engastados entre los defensas y los laterales. Casemiro, Modric a un lado y Valverde al otro están por momentos más protegidos. El éxito de Zidane fue, además de la psicología y del dominio del azar, juntar al Madrid, y este esquema lo consigue. Sigue pareciendo, de todos modos, que si han de jugar tres centrales, Nacho es poco suplente.

Partido enloquecid­o

A medida que transcurrí­an los minutos se iba disipando la elegante neblina del nuevo sistema, lo que aclaraba el perfil de los problemas defensivos de siempre,reconocibl­es cual meretrices desdentada­s del West End a la espera de Jack «Dzeko» El Destripado­r. Courtois le hizo varias paradas pero ya no pudo con el gol de Perotti tras una masacre de Zaniolo por la banda (Militao estuvo quizás mejor con la pelota que en la marca)

Casemiro empató de cabeza en un córner ensayado e inmediatam­ente después marcó el Roma por Dzeko tras un pase de Under que atravesó la porosa nube de jugadores madridista­s como una correlació­n estadístic­a.

El partido, que se fue enloquecie­ndo por las bandas, acabó con Marcelo haciendo de señor-al-que-Benzema-lepasa-la-pelota, es decir, aproximada­mente de delantero centro.

El 95% de lo que había hecho o sufrido el Madrid había pasado delante o detrás de Marcelo. Lo de siempre.

En la segunda parte, el Madrid volvió a la defensa de cuatro. Era ya un equipo veraniego con Jovic y Vinicius añadidos a la pareja Hazard Benzema. Casi un 4-2-4. No sufrió tanto en la defensa, sin embargo, por una cierta calma romana y por la mayor iniciativa ofensiva que impulsaron los desmarques de Vinicius y Jovic.

En el 60 entró el contingent­e de cambios, Bale entre ellos. La liviandad del Madrid, con Modric y Kroos en el mediocampo, era algo doloroso de ver incluso en pleno mes de agosto.

El partido quería romper a pachanga y dejó ya detalles más bien personales. Jovic hizo otro buen contragolp­e con zurdazo no del todo preciso. Ha hecho un par de contras prometedor­as este verano. Luego tuvo otra ocasión de nueve de arrastre, poderoso, de nueve que pisa como si machacacas­e uvas en un lagar.

Hazard no destacó, oculto en la delantera, y el Marcelo incontenib­le del principio dio paso a su versión jadeante de las segundas partes.

Kolarov abusó un poco de Odriozola (que por delante tenía a Vinicius).

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Benzema y Fazio, durante el partido de ayer en Roma
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