«Vivimos tanto el deporte, que a veces se come a la persona»
∑El base, el mejor de España en la gira de preparación del Mundial, muestra en ABC su lado más personal. Madurez clave en su liderazgo dentro del equipo
España pone hoy rumbo a California, donde el viernes se medirá a Estados Unidos en su cuarta prueba de preparación para el Mundial. Lo hará con los deberes hechos, con tres victorias en los tres primeros amistosos, en los que Ricky Rubio ha sido uno de los destacados del equipo. A sus 28 años, el catalán atraviesa un momento de serenidad vital que se refleja en su juego. Madurez precoz, como todo en su vida, con la que analiza para ABC la situación de la selección a veinte días del inicio de la Copa del Mundo.
—Se le ve mejor que nunca en la selección. Más centrado, más efectivo...
—Me encuentro bien. Llevo tres años sin problemas físicos importantes, con cierta estabilidad para poder disputar partidos y eso creo que es clave a la hora de jugar. Estoy contento por cómo están yendo las cosas estos primeros días, aunque todavía queda mucho hasta el inicio del Mundial y hay que pulir muchos detalles.
—Por unas cosas u otras (lesiones, ausencias...), este año es uno de los veteranos. ¿Pesa la responsabilidad?
—No, al contrario. Creo que la experiencia acumulada es muy importante. Debemos aprender de ella y yo intento hacerlo. Es un aspecto clave para el jugador y uno de los pocos que no puede trabajarse de golpe, sino que se va adquiriendo con el paso del tiempo. Yo he tenido muy buenos profesores con la generación del 80, que me han enseñado muchas cosas que yo trato ahora de transmitir a los nuevos.
—Es que usted comenzó muy joven, porque es uno de los veteranos, pero solo tiene 28 años...
—Veterano no quiere decir mayor, sino con más experiencia. Llegué a la selección y estaba Carlos Jiménez como capitán, del que aprendí muchísimo. Estaban Pau Gasol, Felipe Reyes, Garbajosa... aprendes un poco de todo y un poco de cada uno.
—¿Le trataban entonces con cierta condescendencia por ser el «niño»?
—En esta selección el trato con los que vienen siempre ha sido de «hermano mayor», pero no por el hecho de ser jóvenes o no. Hay mucho cariño entre nosotros y a veces te enfadas, cuando el nuevo hace lo que no tiene que hacer, pero es un poco ese aprendizaje por imitación. Dar ejemplo para que el espíritu y la filosofía no se pierdan.
—¿Y pasa factura aquel inicio prematuro? ¿Se cansa uno del baloncesto?
—Bueno, hay épocas y etapas para todo en la vida. Sí que aprendes mucho al haber empezado tan pronto a ser profesional. Soy de los que creen que según atraviesas experiencias en la vida te van cambiando las prioridades vitales. No es un cansancio del baloncesto, pero quizá sí que hay veces en las que no lo pones como lo prioritario en tu vida.
—¿Es ese desgaste mental lo más complicado de controlar para un deportista?
—Sí, a veces no nos damos cuenta de ese aspecto mental y tenemos que trabajarlo igual que el apartado físico o el técnico. A lo mejor no lo haces, porque no sabes de verdad cómo funciona. Porque con tu cuerpo, cuando sientes dolor, te haces una resonancia y ves que algo está mal, pero en la cabeza no es tan fácil y si no pides ayuda te vas comiendo el coco aún más y la bola se hace mayor. Al final, vivimos tanto el baloncesto que a veces el deporte se come a la persona. Y no podemos dejar de lado la persona que somos. De hecho, no creo que esto sea algo exclusivo de los deportistas, sino que afecta también a las personas que no están bajo los focos de la cancha.
—Entre sus vías de escape, la Fundación que creó en recuerdo a su madre ocupa un lugar especial.
—Mucho. Es el porqué de mi vida ahora mismo y uno de mis referentes, aunque tengo muchos. Trato de leer y de fijarme en gente que me llama la atención y últimamente me está interesando mucho Leonardo Di Caprio. No precisamente por las películas que ha hecho, sino porque ha utilizado su poder para hacer un mundo mejor. Ese debe ser el objetivo que tendríamos que tener todos. Creer en algo y poner todas las fuerzas en eso para hacer un mundo mejor.
—¿Cuándo le cambió el chip?
—A veces pensamos que tiene que haber un momento exacto, pero muchas veces se trata de un cúmulo de circunstancias. A mí me cambió mucho una enfermedad que hubo en mi familia, pero no fue instantáneo. En ese sentido, la vida es un reflejo del deporte. Tú no puedes pedir que mañana meta 50 puntos sin haber entrenado nunca. Tienes que seguir un proceso de fallar y levantarte. De caer lesionado y vol
Ausencias en la selección «Nosotros no tenemos que pensar en los que no están ni en lo que podía haber sido»
Buen momento de juego «Me encuentro bien. Llevo tres años sin problemas importantes y eso se nota»
Desgaste mental «Si algo está mal, tienes que pedir ayuda. Si no, te vas comiendo el coco y es peor»