Ayuso busca equilibrios entre Cs y Vox para atar el gobierno de coalición
∑ Planteará diez bloques con medidas de su programa y de lo pactado con sus socios ∑ Será la primera vez que la Comunidad cuente con un Ejecutivo bicolor
No ya cien días: ni cien segundos de cortesía ha disfrutado la candidata Isabel Díaz Ayuso, que este martes abre el pleno para su investidura en la Asamblea madrileña. Ochenta días después de las elecciones autonómicas, un delicadísimo equilibrio de fuerzas en el segmento conservador va a propiciar el primer gobierno de coalición de la Comunidad de Madrid y mantendrá al PP a la cabeza del Ejecutivo de la región, como ocurre desde 1995.
Para conseguirlo, Díaz Ayuso –la candidata elegida por Pablo Casado, su apuesta personal en los comicios del 26-M– ha tenido que hacer un auténtico encaje de bolillos entre su propio programa electoral y las pretensiones de Ciudadanos y Vox, cuyos votos necesita para ser elegida. De acuerdo con el reparto de poder tras las elecciones –en las que el partido más votado fue el PSOE, con 37 diputados–, el PP suma 30 escaños, Ciudadanos 26 y Vox 12. Todos juntos sobrepasan la ansiada mayoría absoluta, fijada en 67 votos. Pero la combinación de dos no es suficiente en ninguno de los casos.
Cuadrar el círculo
De ahí que Díaz Ayuso haya pasado los tres últimos meses reuniéndose o manteniendo llamadas telefónicas con los líderes de la formación naranja, Ignacio Aguado, y de Vox en Madrid, Rocío Monasterio, en un intento de cuadrar el círculo y lograr una entente. Lo ha conseguido casi in extremis –el plazo para lograr acuerdo y no tener que repetir elecciones en Madrid finaliza el 10 de septiembre–, y gracias a la flexibilidad que ha demostrado Vox, que ha rebajado sus expectativas de forma significativa en aras de conseguir un gobierno conservador.
De hecho, esta formación comenDíaz Ayuso pasa junto a Aguado durante el primer pleno de investidura, el pasado 10 de julio zó pidiendo la entrada en el gobierno y en la gestión de los presupuestos en un porcentaje proporcional a sus votos, algo que después descartó. Más tarde, presentó un documento con puntos como la revisión de todas las subvenciones públicas, la eliminación de la ayuda exterior, la derogación de varios artículos de las leyes contra la LGTBIfobia y la de Identidad Sexual o la máxima colaboración para identificar y repartir a los menores inmigrantes no acompañados. Y exigió que la firma de los tres partidos de derecha se estampara en el mismo.
Finalmente, retiró los puntos sobre la derogación de artículos legales y asumió que no hubiera firma a tres. Así se ha conseguido el pacto que hoy permite a Díaz Ayuso presentarse ante la Asamblea como candidata a presidir la Comunidad de Madrid.
Será, si no hay sorpresas cuando el miércoles se vote, la octava presidenta autonómica madrileña. A Díaz Ayuso se le abre un camino que se adivina complicado por ese casi imposible entendimiento entre Ciudadanos y Vox: sólo ha habido una foto conjunta de los tres durante los casi tres meses de negociación y la cerrazón de los naranjas a la hora de firmar el documento conjunto con Monasterio ha sido total.
Puntos conflictivos
Ayuso acude hoy a la Asamblea con un discurso muy trabajado en el que ha tenido que hacer equilibrios continuos. Su equipo adelanta que habrá diez bloques temáticos y en cada uno de ellos la candidata irá desgranando medidas concretas y anuncios. En ellos se combinarán las promesas del programa electoral del PP con las 155 medidas pactadas ya con Ciudadanos –y en las que se basa su acuerdo de Gobierno–, además de los compromisos adquiridos por la presidenta popular con Vox.
Una pista de lo difícil que va a ser conjugar todo esto la daba ayer el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, quien manifestaba que con su voto a Ayuso no le dan un «cheque en blanco». Es más, insistían en que no
Flexibilidad Vox rebajó sus expectativas para que haya un gobierno conservador, pero avisa: no da un «cheque en blanco»