«Un hijo no es un derecho, ni un deseo, es un don»
Una mujer se informa sobre las opciones de gestación subrogada en una agencia ción necesaria. «Los servicios verdaderamente sustanciales de este proceso se contratan en el país de destino», asegura Agustín. A las personas que acuden a Interfertility, cuya oficina se encuentra en una de las principales calles de Madrid, se les informa sobre las posibilidades que tienen para ser padres en distintos lugares del mundo. Ucrania y Georgia son por los que más se decantan las parejas heterosexuales españolas, por el coste. En el primero el proceso completo puede costar desde los 34.000 hasta los 46.500 euros; y en el segundo, desde los 36.000 hasta los 50.000. Los costes son mucho más altos en lugares como California –se necesita un mínimo de 95.000 euros–, en el interior de Estados Unidos –desde 80.000 hasta 110.000 euros– o en Canadá –entre 60.000 y 90.000 euros–.
«Mis honorarios son solo por el asesoramiento», explica Agustín. En este caso, no importa el país que se elija para comenzar un proceso de gestación por sustitución, pues el pago a la agencia siempre es el mismo: 3.500 euros más IVA. En otras agencias, sin embargo, la cantidad puede ascender hasta La Iglesia se ha opuesto sin matices a a la maternidad subrogada. En 2017, el entonces secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, actual obispo de Ávila, dijo que los vientres de alquiler entrañan «una explotación de la mujer y del niño, que se convierte en un objeto de consumo». «Un hijo no es un derecho, ni un deseo, es un don. Un niño fruto de un vientre de alquiler siempre será producto de una transacción al servicio de un derecho falso a tener un hijo». Por su parte, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, señaló también en 2017 que no hay que quitarle «el derecho al ser humano de tener la casa original de Dios. No vivamos en alquiler».