La Junta atiende a 672 hijos de mujeres víctimas de maltrato
El Servicio de Atención Psicológica a hijos de mujeres víctimas de violencia de género del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) ha atendido a 672 menores durante el primer semestre del año, lo que supone un incremento del 26,55 por ciento con respecto al mismo periodo de 2018 cuando atendió a 531 niños.
Así, la Junta ha destacado que, a través de este programa, que ofrece una intervención especializada y gratuita, se facilita a las mujeres que están siendo atendidas en los recursos del IAM, una atención psicológica individualizada para sus hijos, «víctimas directas e indirectas de la situación de violencia y de los efectos negativos que para su desarrollo, psicológico y emocional, supone el haber estado expuestos a este tipo de violencia».
En concreto, de los 672 hijos atendidos hasta junio, 356 son menores que por primera vez han accedido a este servicio, lo que supone un aumento del 30,4 por ciento (273) con respecto a 2018. Los niños de entre seis y diez años y entre 11 y 14 años son los grupos de edad más numerosos, 266 y 165, respectivamente.
La franja de edad que experimenta una mayor subida es la comprendida entre los cero y tres años, pasando de dar cobertura a diez bebés en 2018 a 84 en lo que va de este año.
Más de 400 madres
El programa ha dado cobertura hasta junio a 436 madres, 63 más que en el mismo periodo de 2018, lo que supone un crecimiento del 16,89 por ciento. De las 436 madres, 222 han accedido por primera vez a esta atención especializada del IAM, mientras que con el resto de mujeres los equipos profesionales venían trabajando con anterioridad.
El servicio se desarrolla mediante dos líneas de intervención especializadas: atención a hijos de entre seis y 17 años y atención a menores de entre cero y cinco años, que incluye la atención perinatal a través del la intervención con la mujer embarazada.
Esto se complementa con los talleres de acompañamiento emocional a niños y adolescentes víctimas de violencia de género, capacitando a las madres para que se constituyan en figuras de apego seguro, apoyo y protección ante la exposición a la violencia que han sufrido sus hijos, ofreciendo un espacio en el que se favorezca el acompañamiento emocional a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia de género y se mejore su bienestar físico, psicológico y social.