Desgobernanza pandémica
Desgobernanza es el antónimo de la palabra tan «bonita» –cogobernanza– con que la máquina de propaganda monclovita ha decidido que a su presidente se le llene la boca para aplicar su teoría sobre la gestión de la pandemia, dando a las autonomías la capacidad para decidir sus normas durante esta crisis. Es más, se vanaglorian que esta forma de gobernar está funcionando. Por supuesto, es otra gran mentira y a los hechos me remito. Estamos viviendo diecinueve Navidades diferentes –diecisiete autonomías más dos ciudades autónomas–, lo que ha provocado un caos de gran calado, porque ha afectado a muchos españoles, obligados a cambiar sus planes durante estos días. ¿Alguien ha oído, por ejemplo, que en Alemania, con dieciséis estados federados, las normas a seguir durante las Navidades hayan sido diferentes?
Durante estos días algunas comunidades autonómicas se han descolgado con informaciones sobre posibles síntomas posvacuna con diferente criterio. ¿Quiénes son estas instituciones para pontificar en este asunto tan serio? ¿Dónde está la voz común a nivel nacional que explique este asunto bien? Aquí nadie pone orden en la información que el ciudadano debe recibir en esta materia.
Pues bien, a todo esto lo llaman cogobernanza, más bien desgobernanza o el adjetivo similar a este que cada uno pueda aplicar.