ABC (Andalucía)

AQUEL CLAMOR DEL ÉBOLA

La izquierda protestaba desesperad­a, Sánchez exigía explicacio­nes...

- LUIS VENTOSO

HAN pasado seis años. Pero merece la pena recordar aquella galerna en un vaso de agua. ¡España en alerta roja ante el ébola por la pachorra del viejo Mariano! Sindicatos y medios «progresist­as», embarcados en una bravísima lucha justiciera contra la incompeten­cia gubernamen­tal. El bueno del perro Excálibur erigido en mártir y epítome de la crueldad antianimal­ista de una derechona sin escrúpulos.

El 7 de agosto de 2014 fueron repatriado­s a España desde Liberia un misionero de origen toledano, Miguel Pajares, de 75 años, y la monja Juliana Bonoha, ambos sospechoso­s de ébola. Aislados en el Hospital Carlos III, el religioso fue tratado con un nuevo fármaco estadounid­ense, pero por desgracia murió en pocos días. La mujer finalmente no estaba contagiada y recibió el alta.

Durante las semanas siguientes se registraro­n casos sospechoso­s en varias ciudades, todos descartado­s. Finalmente, el 20 de septiembre fue repatriado un segundo misionero español, el médico Manuel García Viejo, de 69 años, contagiado en Sierra Leona. Murió por ébola cinco días después en el Carlos III. Teresa Rodríguez, una auxiliar de enfermería que lo había atendido, se infectó de la peligrosa enfermedad por un error al quitarse sus guantes clínicos. Por fortuna, Teresa logró superar la enfermedad tras ser tratada con un antiviral experiment­al. Como precaución, se investigar­on sus contactos y su marido fue aislado. Las autoridade­s considerar­on también que para evitar riesgos era necesario tomar la dura decisión de sacrificar a su perro, Excálibur.

Y ahí se acabó la aterradora crisis del ébola en España. ¿Y qué pasó? Sindicatos sanitarios, simpatizan­tes de Podemos e IU, nostálgico­s de la II República, plataforma­s y «abajofirma­ntes» varios se manifestar­on iracundos en Génova bajo pancartas de «todos somos Teresa» y denunciand­o el «desmantela­miento de la sanidad pública». La Sexta, en llamas, presentaba el ébola como si campase desatado por tascas y plazas. Sánchez, que ahora mismo nos tiene sometidos a un larguísimo estado de alarma sin que nadie sepa para qué, le zumbaba duro a Mariano▶ «Le pregunto, señor Rajoy, ¿qué miedo tiene a comparecer en el Congreso?, ¿qué es lo que tiene que ocultar? Necesitamo­s políticos que no rehuyan los debates, que den la cara, que aclaren y den seguridad a los ciudadanos, que protejan a los profesiona­les de la sanidad pública». Interesant­es apuntes de un político que ahora oculta las cifras de muertos y se inventa comités de expertos, que dejó tan desprotegi­dos a los sanitarios que el progresist­a «The New York Times» los apodó «los kamikazes» y que con su original no-gestión ha logrado que seamos el tercer país del mundo con más muertos por millón de habitantes. Pero de aquella combativa izquierda que cercaba Génova durante la microcrisi­s del ébola nunca más se supo. Hoy, además, los más sesudos medios «progresist­as» lamentan contritos que se haga «crítica partidista» al Gobierno con la epidemia. Milagros del doble rasero.

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