LA MORAL DEL ALIVIO
MINISTRO DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA
El titular de Transportes desafía a la Fiscalía del Supremo y aboga por el indulto a los condenados del procés para «aliviar tensiones»
Fue en la Universidad de Madrid-Barajas donde José Luis Ábalos se sacó –tardó una noche, más o menos lo que Rodríguez Zapatero en aprender Economía– el título de solucionador. Con la experiencia que proporciona la violación flagrante de la legalidad comunitaria y la impunidad política que le garantizan las Cortes, el titular de Transportes no tiene empacho en reconocer ahora que el Gobierno tiene «la obligación moral de aliviar tensiones» a través de la concesión de indultos a los condenados por el golpe separatista de 2017. Si su encuentro aeroportuario con Delcy Rodríguez tuvo como finalidad evitar una supuesta crisis diplomática, indultar a Junqueras como al pavo de Acción de Gracias es la mejor manera que tiene Ábalos de arreglar aquel «problema de convivencia» que Sánchez detectó en una Cataluña que había que desjudicializar y en la que el presidente del Gobierno comenzó a ensayar la superación formal del Estado de Derecho. Lo que diga y firme en sus informes la Fiscalía del Tribunal Supremo sobre el indulto de la trama del procés quizá pueda explicarse en función de las reglas de convivencia entre españoles, muy secundarias, pero no de las necesidades convivenciales del Gobierno y sus socios independentistas.