ABC (Andalucía)

El juez busca despejar la X en la operación Kitchen

Una agenda del chófer y la declaració­n de Bárcenas abren una vía hacia el PP

- ISABEL VEGA

El titular del Juzgado Central de Instrucció­n número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón y la Fiscalía Anticorrup­ción buscan despejar la X en la operación Kitchen, investigan­do la génesis de un espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas que pudo comenzar incluso antes de que la Policía entrase en la ecuación. La clave, de nuevo, está en el chófer, Sergio Ríos Esgueva, el «cocinero».

Esta operación que los investigad­ores definen como parapolici­al y que se habría desarrolla­do al margen de los juzgados para sustraer documentac­ión compromete­dora a Bárcenas arrancó de acuerdo a las pesquisas en torno al mes de junio de 2013. Tras varios acercamien­tos previos, fue en torno a ese mes cuando el entonces inspector Jefe Andrés Gómez Gordo y el comisario ahora en prisión provisiona­l José Manuel Villarejo captaron a Ríos como confidente. Le ofrecían un «servicio al Estado» en un momento en el que Bárcenas era una suerte de enemigo público. El 27 de junio ingresó en Soto del Real con carácter preventivo en el contexto de la trama Gürtel. Se suponía que buscaban si tenía testaferro­s y dinero escondido.

El primer recibí que obra en el sumario de los pagos a Ríos con fondos reservados por sus servicios de informació­n, 2.000 euros al mes, es de julio. Y el primer audio transcrito en la causa de conversaci­ones de Villarejo con el chófer se registró a la vuelta de aquel verano.

Sin embargo, cuando el pasado 6 de octubre el juez ordenó una entrada y registro en casa del chófer intervino una agenda que de acuerdo a las fuentes consultada­s por ABC, evidenciar­ía que el «marcaje» al extesorero había comenzado meses antes. Recoge no sólo una relación de lugares a los que asistía Bárcenas y que podrían incardinar­se en las tareas de su conductor, sino también anotacione­s relativas a personas con las que se reunía o conversaci­ones que mantenía por teléfono estando dentro del vehículo.

Según las mismas fuentes, la pregunta ahora es por qué Ríos monitoriza­ba de ese modo a su jefe, si fue por encargo de alguien a quien reportaba lo anotado, quién era y por qué. Las pesquisas se siguen en una pieza bajo secreto de sumario.

Una de las líneas sobre la mesa es el origen mismo de la contrataci­ón de Sergio Ríos y el modo en que acabó conduciend­o para Luis Bárcenas. Sin embargo, el extesorero fue llamado a declarar como testigo de nuevo la semana pasada y aclaró que la decisión fue estrictame­nte suya, según fuentes conocedora­s de la declaració­n.

La contrataci­ón de Ríos

En primer lugar, porque una persona de su entorno le habló de la posibilida­d de fichar a Ríos. En segundo lugar, porque el chófer en el PP no era un extraño▶ fue conductor de Francisco Granados en su etapa en la Consejería de Justicia y trabajó además como vigilante para Andrés Gómez Gordo como jefe de Seguridad del fallido proyecto del Campus de la Justicia de Madrid. De acuerdo a otra de las fuentes jurídicas consultada­s, no fue tanto que Ríos entrase hasta la «cocina» de los Bárcenas deliberada­mente como que ya estuviese allí cuando interesó tener a alguien en esa posición.

Es en este contexto donde todas las miradas vuelven a estar puestas en el PP y la posible implicació­n de alguno de sus dirigentes en la operación para recuperar informació­n sensible que escondería Bárcenas. El botín, según contó el propio Ríos a Villarejo, incluiría audios compromete­dores del entonces líder del PP Andaluz, Javier Arenas. También le habló de otra conversaci­ón en un despacho con la otrora secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y «el presidente» en la que Bárcenas habría «amenazado» a Mariano Rajoy con material sobre ella. De acuerdo a las declaracio­nes de otros investigad­os, se buscaba una informació­n contenida en dos discos duros que no consta llegasen a aparecer.

La conexión del Largo

Bárcenas eligió a su chófer

En su declaració­n como testigo ante el juez asumió la decisión de contratar a Sergio Ríos, de quien le había hablado un conocido y al que ya conocían en el PP

A vueltas con las amenazas

El extesorero volvió a sacar a colación que un abogado del entorno del PP le amenazó al poco de ingresar en prisión provisiona­l, en 2013

Con todo, además de las revelacion­es de la agenda de Ríos y las pesquisas sobre su contrataci­ón, el propio Bárcenas puso sobre la mesa otro fleco que podría llevar hasta el partido. Declaró, en línea con lo que ya dijo en 2013 a través de un medio de comunicaci­ón, que al poco de entrar en prisión provisiona­l recibió una amenaza de un abogado del entorno del PP. En concreto, el letrado le habría dicho que si no guardaba silencio su mujer también acabaría encarcelad­a. Ante el juez del caso Gurtel se ratificó, pero no quiso identifica­r al abogado.

Siete años después y ante el juez de Kitchen sí lo hizo y el nombre no sona

ba nuevo para los investigad­ores. Se trata de Javier Iglesias, que al inicio de la causa por los papeles de Bárcenas representa­ba al extesorero del PP Álvaro Lapuerta. En la actualidad lleva la defensa de la mujer de Villarejo, Gemma Alcalá y en el sumario de la macrocausa aparece con frecuencia su nombre, ya sea en conversaci­ones grabadas por el propio comisario, ya sea en el contexto de referencia­s de terceros, que le conocen bajo el mote del Largo.

De hecho, en las transcripc­iones que obran en el sumario de Kitchen Villarejo se dirige a él como si fuese un interlocut­or, pidiéndole que «transmita» que no se va a «quedar de brazos cruzados» mientras le «aniquilan».

Interior, «el centro nuclear»

Iglesias ya en su día emitió un comunicado desmintien­do cualquier tipo de amenazas a Bárcenas o conversaci­ón en aquellos términos. En otro de los audios de Kitchen reconoce a Villarejo «que le intentó aconsejar al principio, pero que Bárcenas no se dejó», de acuerdo al resumen que recoge un informe de Asuntos Internos.

El juez mantuvo la conexión la operación Kitchen con el Partido Popular en cuarentena cuando la Fiscalía Anticorrup­ción solicitó en septiembre imputar a Cospedal. Entendía que en su caso, las sospechas se basaban en referencia­s de terceros y acordó, «con carácter previo a resolver», concentrar las pesquisas en el Ministerio del Interior, «centro nuclear» de la operación desplegada por policías.

En este caso, la X se dirime entre el exministro Jorge Fernández Díaz y su número dos, Francisco Martínez. La clave es si el primero estaba al tanto, como indican unos chats que el segundo consignó ante notario. No obstante, su veracidad se ha puesto en duda.

Mientras, se sigue investigan­do cómo hicieron los implicados en Kitchen para manejar los fondos reservados sin dejar rastro documental en la Secretaría de Estado.

El rescate ayer domingo de una patera con 32 personas a bordo en aguas al sur de Gran Canaria elevó a 318 el número de inmigrante­s socorridos este fin de semana en aguas del archipiéla­go canario.

Salvamento Marítimo localizó la noche del sábado dos embarcacio­nes, una también al sur de Gran Canaria, cuyos 35 ocupantes (28 varones, cinco mujeres y dos menores) fueron trasladado­s al muelle de Arguineguí­n. También se interceptó una neumática con unas 60 personas a bordo al sur de Fuertevent­ura.

Fuentes de los servicios de emergencia precisaron a Efe que los ocupantes de esta última barca llevaban tiempo a la deriva, por lo que fueron hallados aparenteme­nte bien, aunque agotados y hambriento­s.

Los rescates del sábado comenzaron de madrugada, cuando Salvamento Marítimo socorrió a un cayuco

Por diez

A falta de cuatro días para acabar el año, las llegadas a las islas se han multiplica­do este

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JOSÉ RAMÓN LADRA El extesorero del PP Luis Bárcenas

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