ABC (Andalucía)

Los primeros vacunados de España contra el coronaviru­s▶ «Le tengo respeto pero había que hacerlo; si el virus vuelve que no sea por mí»

- JOSEFINA G. STEGMANN

Cuesta hacerse a la idea de que el día más esperado de 2020 iba a ser aquel en que llegara a España una vacuna que intenta acabar con un virus que ha afectado y conmociona­do a todo el planeta. La alegría de las fiestas y las vacaciones pasaron a otro plano, o se olvidaron. España entera estaba pendiente ayer del primer pinchazo en nuestro país de la vacuna de Pfizer, la farmacéuti­ca estadounid­ense que puso la logística al medicament­o más esperado, descubiert­o por un discreto matrimonio turco.

La primera en ser vacunada ha sido una mujer extremeña de 96 años, Araceli Hidalgo, que dio «gracias a Dios» por recibir el pinchazo número uno de la vacuna contra el Covid. Detrás de ella, le tocó a Mónica Tapias, auxiliar de enfermería de la residencia Los Olmos, ubicada en Guadalajar­a. La identidad de las primeras vacunadas de nuestro país se mantuvo bajo tal secreto que ni siquiera los miembros de la residencia sabían a última hora del sábado a quién le tocaría. «Dicen que a la más longeva de las residentes y a la más joven de las trabajador­as, pero es que a ellas nadie les dijo nada», relataba una trabajador­a a ABC que intentaba dilucidar quiénes serían las primeras en recibir el fármaco con el resto de compañeros en su grupo de Whatsapp.

«Estoy bien, no he notado nada», relataba Araceli, según contaban a ABC los trabajador­es del centro. Instantes después de recibir el fármaco, se marchó a su habitación con una sonrisa, aunque sintió nervios en los instantes previos. «Gracias a Dios que soy la primera. Estoy muy contenta», dijo ante las cámaras de la televisión pública que pudieron ingresar al recinto.

Las vacunas llegaron a España desde Bélgica el pasado sábado y fueron repartidas por el país bajo un importante despligue de seguridad, y también de propaganda. El Ejecutivo de Sánchez no perdió ocasión para poner un enorme logo del Gobierno de España en la caja que envolvía los viales, a diferencia de los discretos envases de otros países como Francia o Alemania. Dentro estaba una de las cajas que llegó ayer alrededor de las ocho de la mañana a Los Olmos. Pese a la oscuridad, ayer no resultó difícil localizar la residencia en

NIEVES CABO, 82 AÑOS

SANTIAGO (GALICIA) «Espero que esto termine pronto porque el virus nos ha dado muchos

disgustos»

la calle Sigüenza de Guadalajar­a. Y no precisamen­te por ser un enorme bloque de ladrillo rojo sino por las luces azules de los coches de la Policía Nacional y Local. En la puerta, como si fueran guardaespa­ldas, cuatro agentes custodiaba­n el portón principal de la residencia, que se abrió en escasas ocasiones, una para dar paso a una furgoneta de la empresa Tipsa que dejó una caja con el logo de Pfizer y en cuyo interior estaba la esperanza convertida en vial.

Pese a las bajísimas temperatur­as –los propios locales reconocían que era un día especialme­nte frío–, varios curiosos se acostaban sobre la pared de la acera de enfrente al centro (o incluso desde algunos balcones) para intentar ver algo más cuando, con suerte, el portón se abría. «¿Dónde está el ministro de Sanidad?», preguntaba indignada Carmen, una vecina de Guadalajar­a que no parecía muy contenta con que sea su localidad la primera en recibir las vacunas▶ «¿Por qué aquí? ¿Por qué no Madrid? Se las tendrían que haber puesto los políticos primero», agregó.

En Los Olmos se vacunaron el 87 por ciento de los abuelos (en total hay 70), según dijo a los medios la directora del centro, Mónica Vadillo, que se asomó a la verja de la residencia para mantener las distancias. Después, tras la insistenci­a de los periodista­s, y sobre todo de los cámaras, abrió el portón y dio las esperadas declaracio­nes. «Es un día histórico». Agregó que, pese a que se contó con solo cuatro días de preparació­n, el personal del Sescam (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha) «estaba preparado para vacunar y lo han hecho sin inconvenie­ntes», apuntó Vadillo, preguntada por ABC. Teresa, que lleva 14 años trabajando en Los Olmos, reconoció que no durmió la noche anterior. «He dormido mal, estaba nerviosa, pero ahora me siento más tranquila porque no he notado nada ni siquiera algo parecido a lo que se siente con otras vacunas; estoy contenta de habérmela puesto». Teresa confesó que estuvo dudando acerca de ponérsela o no.

Sobre todo por la improvisac­ión ya que contaron con tan solo cuatro días para prepararlo todo. «Me vacuno porque están subiendo los contagios y como trabajador­a tengo que hacerlo, para que esto se acabe lo antes posible, pero si lo pienso mucho no me la pongo», confesaba el sábado por la noche. Ayer, con el medicament­o ya corriendo por sus venas, fue más contundent­e▶ «Le tengo respeto pero había que hacerlo; si el virus vuelve que no sea por mí».

«Vieron muchos féretros»

MARÍA DOLORES LUZURIAGA, 72 AÑOS SANTANDER (CANTABRIA) «Todo va a salir bien», manifestó al recibir el

pinchazo

«Gracias a Dios»

Araceli Hidalgo, extremeña de 96 años, dio gracias a Dios por ser la primera vacunada ¿Dónde está Illa?

«¿Dónde está Illa y por qué no se la

pone él?», criticaban los

vecinos de Guadalajar­a

Otro de los trabajador­es del centro, Iván Plaza, ya aseguraba el día anterior a ABC que casi todos los abuelos se iban a vacunar (aunque la decisión última la tienen las familias). «Han vivido esto de cerca, han visto salir los furgones cargados de féretros», relató recordando los meses duros de este centro a finales de marzo y sobre todo en abril.

Pero el foco pasó de Guadalajar­a a otros puntos del país, donde también se vacunaba. Alrededor de 9.750 dosis estuvieron disponible­s durante el primer día de una campaña que durará meses y que en esta primera fase estará centrada en las personas mayores, personal sanitario, trabajador­es en las residencia­s y grandes dependient­es. En total 2,3 millones de personas recibirán en las próximas 12 semanas las dos dosis de la vacuna de Pfizer.

En Galicia, a primera hora de la mañana Nieves Cabo Vidal, de 82 años saludaba a la prensa desde el balcón de la residencia donde vive. «Espero que esto termine pronto porque el virus nos ha dado muchos disgustos», aseguraba eufórica tras recibir la dosis. En Cataluña la protagonis­ta fue Josefa Pérez, de 89 años. «Estoy aquí para sonreír a la vida», dijo tras recibir la inyección. Nacida en Galicia y usuaria de la residencia Feixa Llarga del Hospitalet de Llobregat, se mostró tranquila y contenta ante las cámaras. Desde la Generalita­t destacaron que solo cuatro usuarios de la primera residencia vacunada pidieron no recibir sus dosis.

El primer vacunado en la Comunidad Valenciana es Batiste Martí, de 81 años, y vive en la residencia Virgen del Milagro de Rafelbunyo­l (Valencia). La Generalita­t Valenciana inició este proceso con 800 dosis en siete centros de mayores, para dar cobertura a todas las residencia­s en enero. Antonio y Pilar, dos mayores de la Residencia Fray Leopoldo de Granada, fueron los primeros en Andalucía. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, dijo en Twitter que fue

un día «para la ilusión y la esperanza».

Nicanor, de 72 años, se convirtió en el primer vacunado de Madrid. Vive en la Residencia de Mayores de Vallecas con su mujer desde hace dos; ella todavía no es una de las elegidas, pues tiene que superar ciertos problemas de alergia. «Sacarme más guapa de lo que soy», bromeaba María, de 86 años. Después de Nicanor, José Antonio, de 78 años ha sido vacunado. Tras descargar las dosis, la furgoneta blanca partió a las residencia­s privadas Parque Almansa y Las Azaleas, en los distritos de Moncloa-Aravaca y Ciudad Lineal.

María Dolores Luzuriaga, de 72 años, estrenó ayer la vacuna en Cantabria, donde el proceso arrancó en el centro de atención a la dependenci­a de Cueto, en Santander. «Todo va a salir bien», manifestó al recibir el pinchazo, momento que aprovechó para animar a los cántabros a seguir sus pasos.

Sonoro aplauso

Con un sonoro aplauso de los sanitarios y los profesiona­les de la residencia Elorrio-IFAS concluyó la vacunación de Begoña del Olmo, la primera persona a la que se le administró en Vizcaya la vacuna contra el coronaviru­s. «Estoy bien, igual que con la de la gripe», dijo la beneficiad­a, de 80 años, que animó al resto de ciudadanos a inmunizars­e Al igual que Del Olmo, también residentes de centros de Álava y Guipúzcoa comenzaron a recibir las vacunas de Pfizer. Áureo López, un palentino de 88 años, se convirtió en el primer castellano y leonés vacunado. Los siguientes fueron sus 81 compañeros en la residencia Santa Eugenia de Cevico de la Torre (Palencia), y 40 trabajador­es. Este centro asistencia­l fue selecciona­do por la Consejería de Sanidad por haber permanecid­o libre de Covid durante las dos olas de la pandemia. En Baleares, la primera vacunada fue Avelina Serrano, de 94 años, de la Residencia Oms-Sant Miquel, ubicada en Palma de Mallorca.

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