«Esto es una maniobra de marketing político, así de claro»
Expertos cuestionan que Sánchez haya externalizado la rendición de cuentas
Números, porcentajes, una lista interminable de medidas y... propaganda. La comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para hacer balance de la gestión gubernamental desde el inicio de la legislatura no es algo novedoso. Lo hicieron antes otros presidentes y así lo subrayan los profesores consultados por ABC, que no ven como algo negativo que el Ejecutivo explique lo que ha hecho o dejado de hacer durante el curso, pero que tampoco lo encuentran algo tan extraordinario como lo ha vendido La Moncloa al señalar que son varios investigadores –cuya idoneidad o cercanía al PSOE es otro debate– los que han establecido las bases sobre las que luego la Administración se ha autoevaluado.
«No me parece mal, objetivamente hablando, que un Gobierno de coalición haga esto. Otra cosa es cómo se realiza», arranca José Manuel Vera, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, quien remarca que se trata de una técnica más propia de un sistema de corte presidencialista a la vez que lamenta que las preguntas sobre las que realizar el análisis las formulen terceros en lugar de, por ejemplo, los diputados. «En un sistema parlamentarista, este balance se tiene que hacer en el Congreso, que es donde tiene que responder el presidente del Gobierno», remarca Vera, quien critica, de igual modo, que la oposición haya renunciado a controlar al Ejecutivo al otorgarle a Sánchez seis meses de tregua a la hora de informar sobre el estado de alarma▶ «Técnicamente, en un sistema como el nuestro, se puede entender como un desprecio al Parlamento, que es ante quien debería responder; pero la oposición se lo ha puesto fácil».
Sin sorpresas
A Carlos Barrera, profesor de Comunicación Electoral en la Universidad de Navarra, no le ha sorprendido que La Moncloa vendiera como algo excepcional este balance, elaborado en última instancia por un departamento del gabinete de Presidencia, que dirige Iván Redondo, después de que un comité de expertos diseñara la metodología del examen. «A estas alturas de la temporada política es algo que no debería sorprendernos. Ya conocemos los modos de hacer o funcionar del Gobierno, sobre todo de quien maneja los hilos de
Carlos Flores Juberías, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia, añade otro factor, el cualitativo, que cuestiona el valor real de la autoevaluación. «Carece de toda utilidad saber que el Ejecutivo ha cumplido un 23,4 por ciento de sus compromisos, si se mete en la misma bolsa, por ejemplo, la subida del Salario Mínimo Interprofesional o la extensión del 4G en la provincia de Teruel», manifiesta Flores, que va un paso más allá▶ «Faltaría incluir la valoración de si los compromisos ejecutados por el Gobierno son buenos para la sociedad, o crean bienestar o concordia, y eso no lo hace el informe».
Acto seguido, pone un ejemplo de las lagunas que tiene un ejercicio cuantitativo de este tipo▶ «El Gobierno puede plantearse como un objetivo aprobar unos Presupuestos. Y lo ha hecho, pero hay que ver el contenido de esos Presupuestos, su plausibilidad, los pactos que se han tenido que fraguar para ello. Y eso son valoraciones políticas que no va hacer un técnico. El técnico te va a decir, por ejemplo, que tenías que sacar una ley de Eutanasia en virtud de tus compromisos. Y lo has hecho, correcto, pero habrá que ver el contenido de esa ley o las consecuencias morales que tiene».
De igual modo, Flores contraviene a La Moncloa cuando dice que los expertos que diseñaron el examen con el que el Gobierno se ha autoevaluado no cobraron por el encargo. «No cobrarán directamente del Gobierno (...) Lo pagarán las universidades, que les pagan sus nóminas ya que, en lugar de hacer otras cosas, han estado haciendo esto. Salvo que lo hayan hecho el día 24 por la noche en lugar de cenar con sus familias», ironiza el catedrático, quien coincide con sus colegas en que el objetivo del Gobierno al dar publicidad a este nuevo comité de expertos no es otro que «darle una pátina de legitimidad» a la tradicional evaluación de fin de año del Ejecutivo.
Falta el análisis cualitativo
Relatar el listado de medidas asumidas por el Ejecutivo no revela el impacto social o político de las mismas Habituados al «estilo Redondo»
A los expertos ya no les sorprende que el Gobierno venda como extraordinario un balance rutinario