El Barcelona pide a gritos la demolición total
∑Triste y lastimoso empate frente al Eibar de un equipo desorientado. Braithwaite falló un penalti y Dembélé, el mejor azulgrana, rescató un punto
Braithwaite se lamenta tras fallar el penalti en el primer tiempo en la grada se hacía el que apoyaba a su equipo cuando sólo dos días antes había hablado como un cínico y un mercenario; y Griezmann en el terreno de juego explicaba a todo el que se dedicara a contemplarle el detallado mapa de la impotencia. Ronald Koeman, sentado en el banquillo, con el gesto abatido, hacía que no con la cabeza.
Braithwaite en el minuto 24 marcó pero en fuera de juego, por centímetros. Puso cara de alivio al marcar, y al corregir el árbitro su decisión, bajo el correcto criterio del VAR, volvió a poner don Martín su cara de paquete habitual. Buena jugada, de todos modos, de Pedri y de Junior Firpo. Dembélé empezaba a calentar. Justo antes del descanso, Griezmann hizo algo. Es noticia. No lo es que una vez más rematara como si en el proceso de armar la pierna y conectar con el balón hubiera sufrido un ictus. De espalda y en el suelo, su moño se parecía al de Pablo Iglesias.
Desorientación
La segunda parte empezó siendo el mismo recital de incapacidades del Barça, con errores lamentables en la salida del balón desde atrás, y el de Araujo fue el más grave, provocando el gol de Kike, que aprovechó la tristeza y la desorientación de un equipo lastimoso, indigno, que necesita que un nuevo presidente llegue cuanto antes y proceda a la total demolición para volver a edificar, como ya sucedió en 2003 cuando Joan Laporta fundó la era más brillante de fútbol y trofeos del club. El Barça no necesita retoques,