ABC (Andalucía)

La reinserció­n de Odegaard

Castigado por las lesiones y ausente en la racha victoriosa, Zidane pretende devolverle protagonis­mo paulatinam­ente

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

cambios, o despedidas concretas. Necesita que alguien lo piense de nuevo basándose en la única filosofía sobre la que este equipo y esta entidad saben hacer las cosas como Dios manda.

Dembélé había sustituido tras el descanso a Dest y Trincao y Coutinho entraron ya en la desventaja por Griezmann y Pjanic. Lo que puede dar Griezmann, hasta cuando puede jugar con la libertad de que no está Messi, quedó ayer claro. Hasta regalarlo sería un buen negocio para el Barça, a cambio de que nunca más jugara.

Fue retirarse el francés y Dembélé logró el empate de un magnífico remate cruzado. Fuerte, seguro de sí mismo. Bien. Se creció algo, poco, el Barça, sin asomar nunca la cabeza por encima de la raya de la infamia.

Era un menor de edad, 16 años, cuando llegó al Real Madrid. Maduró en la Liga holandesa, se hizo jugador de primer nivel en la Real Sociedad y ahora tiene el reto de cuajar en el conjunto blanco. Zidane pidió en junio su «fichaje», el único de la temporada, para potenciar el centro del campo. Odegaard comenzó como titular en las dos primeras jornadas ligueras, pero en el Villamarín fue cambiado cuando el Betis ganaba. El campeón remontó aquel encuentro. Desde entonces tiene que pelear por un sitio en la alineación y dos lesiones han perjudicad­o su trayectori­a. Zizou pretende reinsertar­le en su esquema paulatinam­ente, sin forzarle. Que su ansiedad no se traduzca en lesiones que frenen su evolución. Vino para ser el relevo de Modric y de Kroos y al final su presencia ha provocado que el croata rinda mejor que nunca al ver de cerca la competenci­a, hasta merecer por rendimient­o una renovación que ya está apalabrada. Odegaard debe asumir su rol y ser competitiv­o por sí mismo, sin comparacio­nes.

Su primera dolencia, en el sóleo, le descartó durante seis encuentros. Posteriorm­ente fue titular en tres ocasiones, una de ellas en la victoria en San Siro frente al Inter. Pero la derrota ante el Shakhtar en Kiev le devolvió al banquillo. Fue uno de los hombres que pagó aquel fracaso en Ucrania. Suplente en el Sánchez Pizjuán, donde nació esta racha de seis victorias consecutiv­as, desde entonces no ha jugado. Nuevas molestias físicas le impidieron estar en los enfrentami­entos decisivos ante el Borussia, el Atlético y el Athletic. Después, ya recuperado, ha continuado en la reserva. Le toca dar el salto definitivo hacia adelante.

«Está preparado»

«Martin es una persona muy madura para su edad y su vida está volcada en jugar al fútbol y triunfar en el Real Madrid», señalan los profesiona­les que le tratan diariament­e en Valdebebas. Zinedine se ha propuesto la misión de introducir­le en el once poco a poco, pues asume que Valverde y el noruego

Odegaard ha participad­o en ocho partidos y solicita

continuida­d deben ser quienes concedan un respiro a Modric y Kroos a lo largo de una campaña muy dura, con duelos determinan­tes cada tres días, porque la eficacia de puntos que exhibe el Atlético exige que cada jornada sea una final. Modric faltó ante el Granada y fue Valverde quien ocupó esa plaza. Odegaard tiene que ganarse esa confianza que el uruguayo se ha labrado a lo largo de tres años.

Algunos se cuestionan si el nórdico está verde para coger ese testigo en un club que siempre sale a ganar. Es su examen particular. El Real Madrid pide mucho y hay que estar capacitado para rendir con una presión que marca la diferencia entre la casa blanca y la generalida­d de los equipos. «Martin está preparado, listo para jugar en el Real Madrid, su calidad le permite alcanzar la meta que se propone, no le viene grande, solo necesita jugar, una continuida­d de partidos que las lesiones le han impedido conseguir», advierten quienes trabajan a su lado y vigilan el estado deportivo, personal y emocional de cada integrante de la plantilla.

Un ejemplo y un gran rival

Luka Modric, que vio las orejas del lobo venido del frío, se ha preparado muy bien para mantener su rango. Ya se ha recuperado de su sobrecarga y piensa jugar hoy en Elche. No cede, no deja su silla. La meta de Odegaard es obtener también un papel relevante en la plantilla de Zizou. Tendrá minutos progresiva­mente, pero es él quien tiene que ganárselos, primero en los entrenamie­ntos y luego en competició­n.

La racha de seis partidos con victorias sin el noruego significa que Zidane seguirá contando con ese once mientras físicament­e aguanten. Odegaard debe romper ese monopolio y entrar en él, cómo hace Valverde. Tiene una asignatura pendiente. «Necesita jugar, reengancha­rse a la dinámica del equipo en el campo». Ocho partidos, 362 minutos reales, se antojan poco bagaje para un hombre que brilló en la Real Sociedad en tal forma que el Real Madrid rompió la cesión por dos años y la dejó en uno.

Zizou piensa que la mejor posición de Odegaard es como centrocamp­ista de enganche con la delantera, como hizo en San Siro. Posee la virtud de aguantar la posesión de la pelota gracias a sus recursos técnicos y un último pase excelente, el que decide. Apuntalado en su clase, combina perfectame­nte con Benzema, con Hazard, con Asensio, con Kroos. El técnico sabe que tarde o temprano tendrá que conceder descansos, porque no podrá aspirar a los títulos con catorce hombres, y le ha explicado al nórdico que debe estar en perfecto estado de revista para entrar en el once en cualquier momento. Veremos si hoy reaparece en

el Martínez Valero.

Elche-R. Madrid (21.30h) Decimosext­a jornada de la Liga.

Martínez Valero. Movistar LaLiga.

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REUTERS
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AFP

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