EMPRESARIO Y PROFETA
Como tantos otros emigrantes que partían del norte de Italia en busca de fortuna, Pierre Cardin fue un buscavidas impenitente, adaptó su nombre a su país de adopción y demostró grandes dotes comerciales. El creador y empresario había nacido en la región italiana del Veneto, zona de la que han salido otros muchos gigantes del sector textil y del calzado entre los que están los Benetton, del vecino Treviso o el grupo OTB de Renzo Rosso, de Breganze (Vicenza). Cardin se convirtió en el verdadero inventor de la industria de la moda, tal y como la conocemos actualmente. Entre sus avanzados logros está el hecho de haber unido la moda y el mundo del cine allá por los años 60, incluyendo sus diseños en películas con Jeanne Moreau o Mia Farrow y en producciones dirigidas por Jean Cocteau o Vittorio de Sica. Aunque había sido un buen alumno en las casas de Alta Costura parisinas, Cardin jugó a democratizar la moda, siendo uno de los primeros exponentes del prêt-à-porter y lanzando la minifalda.
Pierre Cardin se aventuró a visitar Japón y China en 1957, lugares donde hasta décadas más tarde no aparecieron las grandes marcas de moda. Ahora que el gigante chino se consolida como el principal mercado del sector, no podemos más que maravillarnos de su capacidad de visión. Sus diseños, avant-garde y de corte espacial, fueron punta de lanza para una moda sideral que vuelve este próximo año.
Fue pionero Cardin en vender sus colecciones en almacenes como Printemps, en desfilar en China y Egipto allá por los 70, en acercarse al mundo de la hostelería adquiriendo el restaurante Maxim’s de París en 1981 o en presentar sus colecciones en un espacio ecléctico propio, su Espace Cardin, algo que décadas más tarde copiaría su competencia con la creación de sus museos. Y no faltó tampoco su dedicación a los más necesitados, algo que se ha convertido actualmente en una herramienta promocional pero que él llevó a gala como embajador
Diseño de Cardin, de inspiración astronauta de buena voluntad de la FAO.
Este genial creador, lúcido, hiperactivo y siempre en busca de nuevas sensaciones, fue sobre todo un empresario vanguardista, y como tal se anticipó a su tiempo y también tuvo ocasiones para confundirse. Cardin acabó pagando el pato por pionero y por crecer exponencialmente. Los grandes proyectos de licencias se le ocurrían cada vez que entablaba relación con un nuevo proveedor para crear sus accesorios –pañuelos, gafas, perfumes, billeteras y bolsos inicialmente– que llegaron con el tiempo a ser tan numerosos y a estar tan mal ejecutados que acabaron por arruinar su imagen de marca. Fue quizás el visionario Pietro Cardini el que plantó el germen de la moda rápida, actualmente tan en entredicho.