La muerte de Faure
El presidente francés falleció en
1899 víctima de un ataque cuando una amante le realizaba
una felación. Faure era consumidor en altas dosis de
«Yse», la viagra de la época
Gayet. Esa historia de amor y familia, entre un presidente y tres mujeres, duró un tiempo. Hasta que un fotógrafo que trabajaba para una agencia que más tarde daría consejos a Emmanuel Macron y su esposa, fotografió a Hollande, en bicicleta, corriendo hasta el lecho de amor donde lo esperaba Julie Gayet. Trierweiler soportó la cosa dos o tres días, hasta que se hartó, hizo sus maletas, pidió un taxi y abandonó el Elíseo con mucha pena y poca gloria.
Ida Trierweiler, perdió su encanto de escenario de vodevil presidencial. Julie Gayet visitó el palacio en muchas ocasiones, pero nunca se instaló definitivamente. Podía pasar una noche, o varias. Incluso pasó muchos fines de semana en la residencia versallesca de La Lanterne, donde Emmanuel Macron intenta salir del mal paso de su positivo en Covid-19. Pero, en un ataque de simplicidad, el presidente Hollande prefería abandonar el palacio presidencial para encontrarse con su última compañera sentimental en lugares y residencias más propias del «hombre de la calle» (con recursos, claro está).
Con la instalación de Emmanuel Macron y su esposa Brigitte, en el Elíseo,
la residencia presidencial no ha escapado a los rumores más descabellados. Pero nadie ha podido confirmar maledicencias vaya usted a saber si peregrinas. Macron decidió preservar su intimidad con mano de hierro, cerrando el Elíseo a cal y canto. Pero el primero de sus portavoces oficiales, Benjamin Griveaux, con despacho oficial en el palacio presidencial, aspirante desafortunado a la alcaldía de París, se vio forzado a dimitir, caído de hinojos en la charca de una triste historia de exhibicionismo sexual, con intercambio de fotos porno, nada «soft». Hasta hoy.