Felipe Benítez Reyes
El escritor regresa a la novela con «La conspiración de los conspiranoicos», una sátira escrita en el confinamiento sobre los negacionistas de la pandemia y agoreros de conjuras internacionales
información, sino la constatación de sus delirios. El conspiranoico desarrolla un instinto infalible para detectar las hipótesis más enloquecidas y ascenderlas de inmediato a la categoría de tesis irrefutables.
—¿Por qué cree que las historias de ovnis y sucesos paranormales han pasado de la superchería a convertirse en una creencia seria por parte de una población que rechaza las vacunas o cree que Soros, Obama y Bill Gates están bajo una conjura para dominar el mundo?
—Quizá porque vivimos rodeados de prodigios tecnológicos, pero nuestra mentalidad de fondo sigue siendo supersticiosa. El pensamiento mágico es un privilegio irrenunciable de la gente que tiende a pensar poco. La mayor parte de la población mundial podría vivir en cavernas sin desentonar mucho. Eso sí, en cavernas con wifi.
—¿Cómo se puede llegar a negar la realidad de una pandemia a pesar de los enfermos y los muertos?
—Ese es precisamente el misterio que detonó esta novela. Intenté meterme en la mente de unas personas convencidas de que una pandemia no puede ser un fenómeno natural, como los terremotos o los huracanes, sino un plan diabólico concebido por unos magnates empeñados en destruir el mundo, como si fuesen los hijos de Fu Manchú.
—¿Esta es su novela más humorística pero también de alguna manera una de las más políticas?
—Política no sé. Me atrevería a suponer que es una novela humorística, menos por el propósito de serlo que por la materia tan descabellada en la que se sustenta, que es un disparate, pero, a poco que te pares a pensarlo, es también una novela aterradora. Un pensamiento averiado puede causar una emoción muy extraña que está entre la carcajada y el pánico.
—La ausencia de grandes consensos políticos como en el pasado y el final de la cultura libresca frente a un ecosistema digital con Youtubers y redes sociales, ¿está detrás de todo este irracional relativismo actual?
—No quisiera que pareciese un reproche, sino un diagnóstico▶ estamos en la época dorada de los charlatanes. Ya ni siquiera tienen que echarse a la calle para pregonar sus majaderías, sino que se plantan delante del ordenador y predican urbi et orbi, y hay gente que está aún peor que ellos y los toman por oráculos. Aparte de eso, la política actual también tiene mucho de youtubería.
—Las teorías conspirativas se pueden tomar con humor, como en su novela, pero ¿realmente son para tomarlas muy en serio?
—Creo que a la idiotez no se le debe perder el respeto, porque puede ser muy peligrosa. La diosa Idiotez tiene más adeptos que la diosa Razón. La historia de la Humanidad es en gran parte la historia de una idiotez cíclica.
√
«El reto era escribir una novela dictada por el día a día y desde una perspectiva del todo contraria a la mía»
«Si te tomas en serio a esos chalados, te sale una novela de terror gótico. Preferí que tuviera un espíritu chestertoniano»
para que yo pueda hacer mi trabajo», observa tras agregar que España es una nación mestiza, migrante, y menciona a las mujeres cuidando de los soldados en 1808, a las mujeres que se manifestaron en 1968 por pan, por la dignidad de aquellos que volvían de Cuba. «Y nos vamos a 1936 o 1975 y nos encontramos lo mismo, los cuidados son una parte esencial de nuestra historia», apunta.
Sánchez-Marín cree que 2020 probablemente sea una fecha que quede obsoleta en su libro, «porque cada día ocurre algo distinto». ¿Qué es lo que vamos a recordar de la pandemia? Sostiene que, cuando se estudie, verán que muchos de los eventos que hemos vivido van a completarse y van a quedar reflejados en cosas como los «stories» de Instragram, los tuits y «un montón de imágenes que ya existen en nuestras redes sociales».
De otros momentos históricos solo nos quedan legajos, actas, leyes, Boletines del Estado. De este, quizá, quede enmarcado para el recuerdo el rastro virtual de toda una sociedad. El del ella, probablemente, será el de unas ruedas.
Educación emocional
Dibujamos nuestra propia estela ahora de manera consciente, por ello, en la escritura de Sánchez-Marín, ella misma es el eje▶ «No quería renunciar, como no lo he hecho nunca, a hablar desde esa primera persona que, al final, hace que todo se vertebre y que todo cobre un significado mucho más rico», asevera para señalar que «somos nuestra educación emocional» y que no podemos desprendernos de ella. Por eso, para ella, Carlos II el hechizado podría ser perfectamente el protagonista de una balada de Antony and the Johnsons, o «Geografía», de La Oreja de Van Gogh, una canción que represente el significado de «Patria»▶ «Me gustaría inventar un país contigo/Para que las palabras como patria o porvenir / Bandera, nación, frontera, raza o destino/ Tuvieran algún sentido para mí».
Su patria, desde que se levantó el confinamiento, es errante. Aunque la vida nómada no es fácil▶ «Cuando vives en una furgoneta todos los días son iguales y es extraño», ríe. Calculan cada litro de agua con el que cuentan y obtienen energía a través de placas solares. Es decir, tienen que ver dónde aparcan la furgoneta. Y, sobre todo, son dos mujeres.
«Dos mujeres solas, sin un hombre, sigue siendo algo peligroso», recuerda, y cuenta que en Noruega o en Suecia no se han encontrado con nadie, que viven en una burbuja, que allí no hay que llevar mascarillas porque el modelo social es muy distinto al de España▶ «Te topas [en Noruega] con una casa de vez en cuando, casi no se ven personas, te llegan las noticias de tu país a través de los medios, pero aquí todo es diferente», declara, y agrega que, aunque es la vida que han elegido, depende del país en el que se encuentren, a veces son dos mujeres que no se dan la mano.