El Museo Judaico errante de Lisboa
La polémica por el proyecto de un centro histórico-artístico desemboca en una batalla judicial
La construcción del Museo Judaico de Lisboa se ha transformado en un culebrón plagado de presiones estéticas e ideológicas que lo convierten en un proyecto errante capaz de saltar de ubicación a golpe de sentencias judiciales. Lo cierto es que ya no se hará realidad su emplazamiento en el barrio histórico de la Alfama, previsto desde 2016 gracias a una inversión de cinco millones de euros y al diseño de la arquitecta portuguesa Graça Bachmann. Un simple paseo por la Rua de Sao Miguel y la plaza del mismo nombre permitía ver un enorme cartel que anunciaba el «futuro Museo Judaico», en un rincón junto a las mejores casas de fado de la capital portuguesa y al lado de la pequeña judería de Lisboa.
Pero la Asociación de Patrimonio y de Moradores de la Alfama (APMA) se afanó en iniciar una guerra en los tribunales que aún perdura y ha logrado su objetivo de paralizar la edificación. El argumento esgrimido de manera oficial es que la fachada «no respetaría el estilo popular predominante en la zona», aunque subyace una oposición con el sello de la izquierda radical. Para el colectivo vecinal, el barrio tiene otras prioridades, que pasan por habilitar más viviendas para los lisboetas… y con la pandemia del coronavirus no han variado de posición, más bien al contrario.
La polémica no ha dejado de crecer y los aguerridos responsables de la asociación se han movido como pez en el agua en las instancias judiciales con el apoyo de unos asesores legales que nadie sabe cómo han conseguido pagar durante todo este tiempo. El caso es que el Ayuntamiento socialista de la ciudad, comandado por Fernando Medina, ha terminado perdiendo la batalla, pues finalmente el Museo Judaico se construirá en Belém, entre la Avenida de India y la Rua das Hortas.
Parece que la APMA se ha salido con la suya, con el descontento de la comunidad judía de Portugal. Con todo, han acabado abrazando públicamente el cambio de planes, tal cual refleja un documento en el que aseguran▶ «La comunidad judía acepta y ve con agrado la construcción del futuro Museo Judaico en una nueva localización». Además, el centro podrá beneficiarse de una mayor superficie.
Sin embargo, la pesadilla judicial fraguada en la Alfama está lejos de finalizar. El Tribunal Central Administrativo respaldó a la Asociación de Patrimonio y de Moradores en 2018, por lo que ahí quedaron paralizadas las obras de remodelación de la plaza con el objetivo de abrir hueco a la infraestructura cultural. El Ayuntamiento recurrió la decisión, pero cayó derrotado en el Tribunal Administrativo Superior. La construcción ha continuado, y continúa, parada.
El traslado del proyecto a Belém, bajo el paraguas arquitectónico del norteamericano Daniel Libeskind, se interpreta como una forma de desbloquear el asunto, al tiempo que el emplazamiento frustrado de la Alfama no perderá del todo su vinculación con los recuerdos judíos. Así, se dedicará un monumento a Aristides de Sousa Mendes, excónsul portugués en Burdeos, que concedió visados de huida a los europeos desesperados por escapar de Hitler, incluido Dalí en solidaridad con Gala, de origen ruso.